El Instituto Nacional de Tecnología Industrial podría aportar y contribuir conocimiento técnico y tecnológico para desarrollar el biogas y la bioenergía en la Argentina, de acuerdo a lo expuesto a Télam por Agustín Piccoletti, un ingeniero químico que trabaja en la Gerencia de Proyectos Especiales y Energías Renovables del INTI.
«El INTI podría contribuir y aportar esas condiciones ya que funciona como una herramienta del Estado para desarrollar conocimiento técnico y tecnológico», dijo Piccoletti.
Resumió, en términos prácticos y muy gráficos, que la energía se produce a partir «del procesamiento y uso de silaje de maíz y sorgo», cuya oferta supera ampliamente la cantidad demandada que se destina para el sector alimenticio.
«Los volúmenes de producción de maíz y sorgo en el país son tan altos que el consumo para el funcionamiento de plantas de biogás sería marginal y no movería mucho los precios del mercado», confió Piccoletti.
En ese sentido, opinó acerca de la importancia de establecer «reglas de juego claras, con normativas que definan qué significa cada cosa y qué se debe utilizar como mínimo para cada construcción u operación de planta».
Además, prosiguió, el Estado debería analizar «cuáles son los costos reales de la tecnología para poder retribuir a los productores por medio de una tarifa de incentivo en la venta de energía eléctrica o algún otro mecanismo, como compra de unidades calóricas».
Piccoletti especificó que actualmente «es marginal» el aporte energético por medio de biodigestión anaeróbica. «Ese segmento bioenergético tiene 3 ó 4 plantas que producen por arriba de los 100 KW. Es muy poco», resumió.
Sin embargo, recordó que «el sector privado y la Cámara de Energías Renovables están impulsando para los próximos años la instalación de 1.000 plantas de biodigestión anaeróbica, lo cual permitirá desplazar gradualmente la importación de Gas o GNL».
Las expresiones de Piccoletti están alineadas con un reciente informe del INTI, que planteó que el 80% de los biodigestores que funcionan en la Argentina desaprovechan su potencial para producir gas al ser usados sólo para el tratamiento de efluentes.
Piccoletti, integrante del equipo Red Biogas y Biomasa del INTI, destacó que este tipo de generación de energía «se trata de potencia firme que se puede gestionar y gobernar sin dificultades», de acuerdo a los estudios que se desarrollan en ese organismo en relación a la bioenergía, a partir de la denominada «biodigestión anaeróbica».