Si ya no quedan dudas de que la transformación de China en uno de los mayores compradores de commodities agrícolas y minerales del mundo generó, a fines del siglo XX, un profundo cambio de paradigma en el comercio internacional (con efectos benéficos en la Argentina como el famoso “viento de cola”), que EE.UU. se esté por convertir en uno de los principales productores de crudo del mundo (cuando históricamente ha sido el mayor importador mundial) también va a provocar un más que significativo cimbronazo en los intercambios comerciales a nivel global.
Según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en tan sólo cinco años (para 2018) la mayor potencia económica mundial habrá logrado aumentar su producción de tal manera que dejará de ser el primer importador para alcanzar a Arabia Saudita (el mayor productor de crudo del mundo) en cantidad de barriles producidos diariamente (12 millones).
El secreto de este verdadero milagro económico se llama “shale oil” y “shale gas”, términos en inglés que describen las técnicas empleadas en los yacimientos de petróleo y gas no convencionales que se extraen de la roca y que serán los responsables de modificar profundamente la matriz energética mundial actual.
EE.UU. ha hecho punta en esta nueva tecnología extractiva (iniciada en 2007), que también tiene a la Argentina como uno de los grandes jugadores de las próximas décadas, si el país sabe aprovechar la oportunidad (y no la dilapida como tantas otras veces).
“Estados Unidos ha activado un shock de oferta que tendrá repercusiones en todo el mundo. La buena noticia es que esto contribuirá a moderar las tensiones que existen en el mercado desde hace muchos años”, afirmó Maria van der Hoeven, directora ejecutiva de la AIE, en la presentación del informe. De acuerdo con el organismo, EE.UU. incrementará su producción en los próximos cinco años en 3,9 millones de barriles de crudo (cerca del 30% de su capacidad productiva), lo que le permitirá abastecerse en dos tercios de su demanda total (hoy sólo cubre la mitad).
“Esto tendrá un impacto tan importante como el despegue de la demanda china de estos últimos 15 años”, sostiene el informe sobre perspectivas a mediano plazo.
Para quienes han seguido de cerca los vaivenes del mercado mundial del crudo en estos últimos 40 años, la noticia de la llegada de EE.UU. al selecto club de los grandes productores pone patas para arriba a todo lo conocido hasta ahora.