Así lo cree Mariano Lamothe, gerente de Análisis Económico de Abeceb
La minería argentina padece un estancamiento que le impedirá multiplicar por tres sus ventas en el mercado internacional, tal como el especialista Mariano Lamothe preveía factible para 2016.
A la hora de enumerar los logros económicos y sociales alcanzados bajo su gestión, el kirchnerismo suele referirse a los últimos 10 años como “la década ganada”. La oposición, en cambio, prefiere poner el foco en un contexto global inéditamente favorable y hablar de “las oportunidades perdidas”. Instalada en la arena política nacional, esta dicotomía también se dirime en el plano minero.
Es tan cierto que el sector experimentó una expansión significativa como que en los últimos tiempos registra preocupantes señales de estancamiento. A decir de Mariano Lamothe, gerente de Análisis Económico de Abeceb, aunque la Argentina está siempre en la mira de los capitales mineros por su enorme atractivo geológico, hoy la inversión se encuentra en una evidente fase de retroceso, con grandes emprendimientos en revisión, como es el caso de Potasio Río Colorado (en Mendoza) y de Navidad (en Chubut).
“Si no se hubieran suspendido varios proyectos de gran envergadura –algunos de los cuales incluso estaban en ejecución–, para 2016 la minería local habría podido triplicar sus exportaciones y así generar divisas por el equivalente a dos veces el actual déficit energético”, advierte.
Según el experto, hoy el país recibe alrededor de u$s 5.500 millones por la comercialización en el exterior de sus recursos minerales. “Sin cancelaciones, en los próximos tres años esa suma habría trepado por encima de los u$s 15.000 millones”, asegura.
En su opinión, a fin de reactivar la inversión en el segmento será clave dejar de perder competitividad en relación con otras plazas mineras, tanto a escala regional como mundial. “Eso implicará sortear tres grandes desafíos: garantizar la seguridad jurídica, reducir la presión tributaria y tornar competitivos los costos de producción”, puntualiza.
Tres retos
De acuerdo con Lamothe, la seguridad jurídica recibió un fuerte golpe en 2007, cuando comenzó a distorsionarse el marco regulatorio establecido 14 años antes. “Las reglas volvieron a cambiarse bruscamente en 2011, con la obligación de liquidar divisas en el país que fue impuesta a las empresas. Y para complicar aún más el panorama, el año pasado se estipuló la prohibición de remisión de utilidades”, indica.
En términos tributarios, afirma que la presión fiscal sobre las mineras que operan en el medio local es demasiado elevada. “Aquí se pagan más impuestos que en Chile y Perú, porque lo que se grava es el valor bruto de la producción y no los márgenes de ganancia”, compara.
Finalmente, expresa su preocupación con respecto a la presión inflacionaria. “Se observa una tendencia alcista en los precios logísticos y crecientes costos salariales, lo que lógicamente está impactando de manera negativa sobre la competitividad”, completa. ›|‹