Según los cálculos de GEMERA
Gracias al potencial geológico que ofrece la Cordillera de los Andes, la Argentina es una de las mayores plazas cupríferas del mundo. Factores legales, impositivos y macroeconómicos restringen su aprovechamiento a gran escala.
La confirmación por parte de Glencore de la construcción de El Pachón, en San Juan, volvió a poner en debate el nivel de riquezas cupríferas sin aprovechar que aún posee la Argentina. Se estima que buena parte del territorio nacional, especialmente en torno a la Cordillera de los Andes, alberga reservas del mineral rojo que podrían posicionar al país entre los grandes jugadores del mercado mundial. El Grupo de Empresas Exploradoras de la República Argentina (GEMERA) calcula en 7 billones de toneladas (Tn) ese potencial sin explotar.
A decir de Julio Ríos Gómez, titular del organismo, una serie de factores legales, impositivos, macroeconómicos y de infraestructura han postergado la puesta en valor de esos recursos. “Además de la fuerte caída que en los últimos tiempos padeció el precio internacional de los metales y de la falta de estímulos a la inversión que se viene registrando en el plano doméstico, debe considerarse que el segmento requiere enormes desembolsos iniciales. Las minas de cobre suelen ser cinco veces más grandes que las de oro, lo que implica mayores costos en infraestructura y capacitación”, explica el directivo.
El secretario de Minería, Jorge Mayoral, reconoce que el negocio todavía no explotó, pero –en virtud de su alta potencialidad geológica– cree que sólo es cuestión de tiempo para que la Argentina sea reconocida como una gran potencia cuprífera. “Después de una primera oleada de inversiones en oro y plata, y de una segunda tanda de capitales apostando por el litio, el boom que se viene es el del cobre. Y nos estamos preparando para ello fomentando el añadido de valor in situ: desde el inicio mismo de su desarrollo buscaremos que se implanten unidades industriales que permitan la obtención de cobre catódico”, promete.
Inversión confirmada
La decisión de la suiza Glencore de ratificar su inversión de u$s 3.000 millones en El Pachón es vista por diversos referentes del sector minero argentino como un hito para el despegue definitivo del segmento cuprífero.
En los planes originales, El Pachón iba a tener carácter binacional, ya que contemplaba la instalación de una planta de procesamiento en San Juan para enviar el concentrado de cobre a Chile. Adicionalmente, la capacidad de producción rondaba las 400.000 onzas anuales para los primeros cinco años, mientras que la vida útil del yacimiento no superaba las tres décadas.
Pero la imperiosa necesidad de optimizar la gestión de costos hizo que el nuevo diseño registrara varias modificaciones. En primer término, el proyecto se desarrollará íntegramente en San Juan, ya que no contratará prestaciones ni mano de obra en Chile.
Por otro lado, la iniciativa recortó a la mitad sus pretensiones productivas para el primer lustro. En lugar de alcanzar unas 400.000 onzas de cobre anuales durante los primeros cinco años, se proyecta una producción de 200.000 onzas anuales en ese período. Directamente vinculada con la anterior, la tercera innovación tiene que ver con la mayor vida útil de la mina, que a priori iba a ser de casi tres décadas, pero que ahora se calcula en 35 años.
Actividad sostenida
De acuerdo con la Secretaría de Minería de la Nación, hay un centenar de prospectos con mineralización de cobre identificados en el país. Aproximadamente un 80% de éstos se ubica en tres provincias: San Juan (36), Salta (30) y Catamarca (14), en ese orden.
En los últimos tiempos, la atención del mercado local fue desplazándose paulatinamente desde el suelo catamarqueño, donde funciona Bajo La Alumbrera (cuyo cierre de ciclo operativo será compensado por la entrada en marcha de Agua Rica), hacia San Juan, sede de prometedoras iniciativas, como la ya citada Pachón, Altar y Los Azules, entre otras.
Según el ministro sanjuanino de Minería, Felipe Saavedra, a esos tres complejos cupríferos de clase mundial habrá que agregar el hoy suspendido Pascua-Lama, que además de oro y plata alberga reservas del mineral rojo. “Se trata de una masa crítica de emprendimientos que hará que la actividad cuprífera provincial se sostenga en el tiempo”, proyecta.
Cifras actuales
El potencial cuprífero de la Argentina es conocido desde los años 60. Pero el país produce el recurso desde los 90 en Alumbrera, uno de los mayores yacimientos del planeta. Por estos días, la explotación local oscila en torno a las 180.000 toneladas métricas (Tnm) anuales.
Apenas por detrás del hierro y el aluminio, el cobre es el tercer metal más utilizado en todo el mundo. A escala global, según los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), el principal productor es Chile, con 5,8 millones de Tnm por año y más de 200 millones de Tnm en reservas (casi un tercio de las existencias cupríferas totales).
En segundo lugar se ubica China, que obtiene más de 1,6 millones de Tnm anuales. El podio lo completa Perú (1,4 millones), que sobrepasa a Estados Unidos (1,37 millones), y luego se posiciona la República del Congo, con 1,1 millones de Tnm. ›|‹