El atractivo para encarar proyectos mineros en la Argentina está opacado por el contexto internacional y factores locales que, en conjunto, no tienen un plazo de resolución en el corto plazo. Así lo indicaron empresarios del sector minero que se dieron cita ayer en la Ciudad de Buenos Aires, en un encuentro con periodistas.
Para los hombres de negocios de un sector controvertido en el país, habrá que esperar a 2016 para ver una real reactivación de las inversiones.
Después de las malas noticias que se anunciaron el año pasado, cuando los dos mayores proyectos mineros locales pusieron freno, este año hay una sensación de esperar y ver.
En 2013, la brasileña Vale comunicó su retirada de Potasio Río Colorado, al tiempo que la canadiense Barrick informó demoras en la ejecución de su proyecto binacional, Pascua-Lama por un conflicto ambiental en Chile, en vías de solución. Así lo consignó El Cronista.
El golpe que recibió el lunes la Argentina con el fallo de la Corte de los Estados Unidos, que rechazó la apelación contra los fondos buitre y dejó en firme la sentencia que obliga al país a pagarle a los holdouts, genera preocupación en el sector minero, según indicó el presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), Martín Dedeu. Pero si bien el ordenamiento del pago de la deuda mejora las condiciones de inversión en el sector, como en el resto de la economía, hay condiciones necesarias previas que, según dijeron, no llegarán de inmediato.
Uno de los factores fundamentales para la activación de proyectos es el precio de los metales, que no logra retomar una senda alcista sostenida, tras la baja que se vive desde fines de 2012, mientras el presente es de alta volatilidad. Si bien algunos empresarios analizan un futuro promisorio, porque es un rubro atado a ciclos que, en algún momento pegan la vuelta, otros no están tan convencidos de cuándo comenzará el movimiento alcista. Sin embargo, respiran aliviados al ver, al menos, detenido el movimiento bajista.
El lunes, el oro tocó su máximo en tres semanas y ayer retrocedía a u$s 1.265,30 la onza.
Pero el plano internacional no es todo. Internamente, las políticas oficiales sobre las importaciones complican a la actividad. Si bien en los últimos meses se liberó el ingreso de algunos insumos esenciales para producir, no hay una regla general y esto es parte del problema.
La política sobre el giro de dividendos al exterior, que sufre controles desde hace dos años, suma complicaciones y mella la previsibilidad, una palabra que, a modo casi de mantra, repiten los empresarios. En este punto también hubo algunos avances el año pasado, pero no fueron para todos igual, y tampoco significan lo mismo para las distintas empresas.
“Tampoco ayuda que no haya uniformidad de criterios entre las provincias respecto a la cuestión minera”, esgrimió un empresario que pidió mantener el anonimato. Los inversores globales, explicó, toman a la Argentina como un todo y “no terminan de entender qué puede pasar” en una u otra provincia. Especialmente preocupantes son los casos de Mendoza y Chubut, donde los proyectos mineros de oro y cobre San Jorge, y de plata Navidad, no avanzan, trabados en discusiones ambientales. Para los empresarios, no es suficiente el fin de ciclo de gobierno, porque no es la condición suficiente del retorno de las inversiones, y porque los desembolsos, tampoco llegan inmediatamente con un cambio de conducción.