El pasado 23 de octubre, el Consejo Mundial del Oro publicaba su informe “Oro y cambio climático: impacto presente y futuro”, en el que aborda uno de los principales retos a los que se enfrenta la industria del oro: la reducción de las emisiones contaminantes.
Como señalaba el director financiero del Consejo, Terry Heymann, en una entrevista publicada por Kitco News, “hay margen para que las compañías mineras de oro cumplan lo establecido en el Acuerdo de París. Las compañías mineras están haciendo grandes progresos en este sentido, aunque todavía queda mucho trabajo pendiente. Todos tenemos una misión que cumplir para combatir el cambio climático, y la industria del oro no va a ser la excepción”.
Según el informe del Consejo Mundial del Oro, el sector en su conjunto genera 36.793 toneladas de dióxido de carbono por cada tonelada de oro que extrae. Ello supone que la producción anual de oro equivale a la emisión de 126,4 millones de toneladas de dióxido de carbono.
Energía
El mayor porcentaje de estas emisiones procede de la generación de energía para abastecer a las minas que, en su mayoría, utilizan combustible diésel. En opinión de Heymann, este sector de la producción de oro tiene la mayor huella de carbono, pero al mismo tiempo es donde existen mayores posibilidades de descarbonización.
“Ahora mismo no es un camino fácil, pero es viable en el futuro que las compañías mineras desempeñen su papel y puedan operar con cero emisiones. Será más fácil conforme vaya avanzando la tecnología”, apuntó el director financiero del Consejo.
En la actualidad, a las compañías mineras les resulta más barato utilizar fuentes de energía renovable como el viento para producir energía eléctrica. “Los costes de las energías renovables se han reducido con rapidez y de forma consistente durante la pasada década, gracias al rápido despliegue de las instalaciones”, señala el informe.
Además, las energías renovables cuentan con una ventaja adicional comparadas con el diésel: no solo resultan más baratas ahora mismo, sino que sus precios son mucho menos volátiles, lo que permite a las compañías contar con una previsión de costes operativos mucho más estable.
“Por tanto, desde una perspectiva puramente económica, existe una oportunidad de negocio en la rápida sustitución de la energía generada por motores diésel por energías renovables”, reconoce el Consejo Mundial del Oro.
No solo se ha reducido el coste de la generación de energía, sino que también se han mejorado y abaratado las baterías de almacenamiento.
Transportes
Otro segmento de la industria minera del oro que genera una importante cantidad de dióxido de carbono es el transporte. En las minas se utilizan gigantescos camiones que transportan el mineral de la mina a la planta de procesado, así como todo tipo de maquinaria alimentada por motores diésel.
El objetivo a largo plazo sería reemplazar toda esta flota por vehículos movidos por energía eléctrica: “el uso de vehículos con baterías eléctricas se está extendiendo con rapidez por todo el mundo. Sus aplicaciones comerciales incluyen ya automóviles, autobuses, camiones y barcos. La industria minera debería ser capaz de comenzar a utilizar vehículos eléctricos (u otras tecnologías de transportes con bajas emisiones de carbón, como vehículos alimentados con pila de combustible) desde mediados de la próxima década, si no antes”.
El informe estima que esta sustitución de vehículos movidos por motores diésel a vehículos eléctricos permitiría reducir las emisiones del sector hasta en un 95%.
Además, el despliegue de tecnologías renovables en las explotaciones mineras no solo reportaría beneficios en forma de reducción de emisiones contaminantes, sino que también beneficiaría a las comunidades locales que residen cerca de las minas.
Fuente: Oroinformacion.com