A tono con las proyecciones del valor del recurso en el mercado mundial
A través de la CNEA, el Gobierno nacional apunta a emprender la explotación del yacimiento Cerro Solo, en Chubut; evalúa remediar el complejo Los Gigantes y reabrir la planta de Dioxitek, en Córdoba.
Cotizado a menos de u$s 30 por libra, el uranio es una de las materias primas que más se desvalorizó en los últimos tiempos. No obstante, la entrada en operaciones de nuevos reactores en diversos países y la disminución de la oferta internacional auguran precios mucho más altos para el corto y mediano plazo. Según un informe de la consultora financiera Morningstar, por caso, la libra de uranio más que duplicará su actual costo y oscilará en torno a los u$s 65 dentro de tres años.
En sintonía con estas proyecciones globales, el Gobierno nacional tiene en marcha un plan de acción para reactivar la exploración y explotación uranífera puertas adentro. Por intermedio de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), pretende impulsar el desarrollo del yacimiento Cerro Solo, situado cerca de Paso de Indios, en la Meseta Central chubutense, y reabrir la planta Dioxitek, ubicada en territorio cordobés, antes de su mudanza definitiva a Formosa.
La primera iniciativa está más avanzada. Bajo la inspección del Ministerio de Ambiente y Control del Desarrollo Sustentable de Chubut, la Gerencia de Producción de Materias Primas de la CNEA ya comenzó los trabajos de perforación con diamantina en los que se basarán los estudios de prefactibilidad del proyecto. El objetivo es determinar si el depósito encontrado durante el proceso de exploración resulta apto para la extracción del mineral.
Para ello se prevé la ejecución de relevamientos geológicos estructurales de superficie y relevamientos topográficos de detalle,
junto con el ordenamiento de la información geológica y de recursos, y el diseño del modelo tridimensional del depósito.
Cerro Solo es sede de exploraciones desde 1990. Cuenta con niveles de alta ley y características geológicas promisorias en un área de 180 kilómetros cuadrados (km2). Los recursos recuperables alcanzan las 4.600 toneladas (Tn), con un contenido variable de entre un 0,3% y un 0,5% de uranio en promedio. Existen, además, altas posibilidades de expandir ese volumen en sectores adyacentes a los ya evaluados.
Desafío cordobés
Otro enorme desafío vinculado con la minería del uranio que afrontarán las autoridades nacionales pasa por la remediación ambiental de Los Gigantes, en Córdoba. Se trata de una mina abandonada en la zona de Punilla, cuyo saneamiento implicará una inversión de alrededor de u$s 70 millones.
Desde la Subsecretaría de Ener-gía Nuclear se asegura que la decisión está tomada. “Estamos terminando la remediación de la mina de Malargüe, en Mendoza, y ya hemos emprendido los primeros estudios para efectuar una acción similar en Los Gigantes. Las obras podrían comenzar el año que viene”, anticipó Julián Gadano, titular de esa dependencia del Ministerio de Energía y Minería de la Nación.
El predio es propiedad de la CNEA, que en 1998 solicitó un préstamo al Banco Mundial para sanear el pasivo ambiental existente. El crédito fue concedido 10 años más tarde, pero la remediación nunca prosperó.
Además de saldar esta deuda histórica, el Gobierno está interesado en reabrir Dioxitek, una planta productora de dióxido de uranio que se sitúa en Alta Córdoba. “La mudanza de la instalación a Formosa sigue su curso. Se hizo la audiencia ambiental pertinente y todo marcha según lo planeado, pero llevará su tiempo. Por eso le solicitaremos a la Municipalidad de Córdoba que nos permita
reactivarla de manera temporaria. Con diálogo y comprensión mutua, confiamos en resolver este tema en el transcurso de este año”, explicó Gadano.
Dioxitek le pertenece en un 99% a la CNEA y en un 1% a la provincia de Mendoza. Su planta cordobesa fue clausurada por violar una ordenanza provincial de uso del suelo. La producción de dióxido de uranio de esta usina es clave para completar el ciclo del combustible uranífero en el país. ›|‹