Filipinas ordenó el jueves el cierre de 23 minas, en su mayoría productores de níquel que suman cerca de la mitad de la extracción del mayor proveedor mundial del mineral, dentro de una campaña gubernamental para combatir la degradación medioambiental por la industria.
Manila suspendió también las operaciones de otras cinco minas, incluido el principal yacimiento de oro del país, operado por la firma australiana Oceanagold Corp, mientras la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Regina Lopez, se comprometió a situar el bienestar de las personas por delante de los ingresos mineros.
«Mi interés no es la minería, sino la justicia social. ¿Por qué es más importante la minería que la vida de la gente?», dijo Lopez, una férrea ambientalista, durante una comparecencia pública en la que mostró imágenes de los daños provocados por la minería ante una audiencia en la que había sacerdotes y residentes de comunidades afectadas por estas labores.
Las noticias sobre la clausura de las explotaciones hicieron subir el precio del níquel a nivel global y se produjeron tras la suspensión previa de algunas operaciones en el transcurso de una auditoría a las 41 minas del país, que comenzó poco después de la llegada a la presidencia de Rodrigo Duterte en junio.
Algunos mineros afectados dijeron que deben recibir aún una orden formal de la agencia de Lopez, mientras un grupo industrial afirmó que es probable que las compañías apelen la decisión en los tribunales si es necesario.
Lopez aseguró que las minas de níquel que recibieron la orden de cierre son responsables de cerca del 50 por ciento de la producción anual, que los analistas estiman en cerca del 10 por ciento del suministro mundial.
El níquel a tres meses en el Mercado de Metales de Londres subió hasta un máximo de tres semanas de 10.500 dólares por tonelada.