A partir de la promulgación de la Ley de Energías Renovables, cuyo objetivo es que las fuentes energéticas limpias pasen del actual 2% al 8% del consumo eléctrico nacional para fin de año y llegar al 20% en 2025, el sector está en franco crecimiento.
El año pasado, las licitaciones de más de 1000 Mw en el marco del programa Renov.Ar convocaron inversiones por más de u$s 1500 millones para los próximos dos años.
Según proyecciones de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader), de aquí a 2020, esta industria podría crear alrededor de 60.000 nuevos empleos en el país.
Cabe aclarar que existen diferentes tipos de energías renovables: Solar térmica (para generar calor) y fotovoltaica (electricidad); Eólica (viento), Geotérmica (utiliza el calor de la Tierra), Hidroeléctrica (utiliza la energía de los ríos y embalses artificiales para mover turbinas), Mareomotriz (generada por los cambios de mareas), Undimotriz (la energía de las olas), Biomasa (se obtiene a partir de desechos agrícolas, forestales o estiércol), Biogás (a partir de los residuos orgánicos), y Biocombustibles (etanol y biodiésel). Cada una de ellas requiere la construcción de instalaciones y equipamientos, y un conocimiento específico.
Las empresas del sector advierten que la escasez de técnicos y profesionales especializados en Energías Renovables puede convertirse en un obstáculo para su desarrollo. Atentas a este desafío, Universidades e instituciones académicas están reforzando su oferta de carreras y posgrados, tanto en esta temática como en otras cuestiones ambientales.
Las fuentes consultadas coincidieron en destacar que hay un crecimiento del interés y la demanda de este tipo de carreras y especializaciones. «Hay más demanda de formación profesional en las temáticas ambientales, y cada año tenemos más inscriptos «, destacó María Fernández, directora de Maestrías y Especializaciones del ITBA.
«La cuestión ambiental dejó de ser un concepto con enfoque meramente proteccionista, y hoy está asociada a múltiples aspectos empresarios y regulatorios, por eso hay un aumento del campo laboral», apuntó Mitar Begenisic, director de la Diplomatura en Gestión Ambiental en UADE.
Algunas especializaciones, como la diplomatura en Desarrollo y Financiamiento de Energía Renovable que lanzó este año la Universidad del CEMA, apuntan a capacitar profesionales para el desarrollo de proyectos desde la concepción hasta la estructuración financiera, análisis económicos e impositivos.
Sin embargo, no todas son carreras «nuevas». «La primera especialización en Ingeniería Sanitaria fue creada a fines de los años 50 para formar técnicos que trabajarían en Obras Sanitarias (hoy AySA), y continúa dictándose, pero con un enfoque más orientado a la gestión y desarrollo de proyectos», ejemplificó la ingeniera Rosana Iribarne, a cargo del Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Facultad de Ingeniería de la UBA.
«Hay una demanda sostenida para este tipo de profesionales, ya que las empresas requieren de ingenieros y especialistas para cumplir con normativas y responsabilidades específicas en materia ambiental», comentó el ingeniero Carlos Sacavini, director de la carrera de Ingeniería Ambiental de la UCA.
Fuente: Cronista
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