Enarsa, la empresa estatal de energía, comunicó la semana pasada a las empresas ganadoras del Genren, el programa lanzado por el Gobierno en 2009 para incentivar la inversión en energías renovables, que los proyectos que no cuenten con financiamiento aprobado al 31 de diciembre de este año serán dados de baja.
La decisión no hace más que blanquear una situación inocultable: labajísima concreción de los emprendimientos anunciados bajo el paraguas del plan oficial. En su primer etapa (Genren I), la iniciativa adjudicó la instalación de 895 megawatts (Mw) de potencia ‘verde’. La gran mayoría de los proyectos aprobados fueron de energía eólica (cerca de 500 Mw), pero también se suscribieron obras de generación fotovoltaica, a partir de biocombustibles, con biomasa y biogás.
El esquema del programa es simple: el Estado se comprometió, a través deEnarsa, a pagar más caro por la energía producida por fuentes alternativas, con precios que oscilan entre los U$S 120 y los US$ 500 por MWh, según cada tecnología. Sin embargo, cuatro años después del lanzamiento, sólo se concretó un 15% de las obras adjudicadas. A noviembre de este año sólo ingresaron en actividad dos grandes eólicas de Genneia (ex Emgasud, del empresario Alejandro Ivanissevich) en Rawson, Chubut, por 80 Mw; una de Isolux por 50 Mw en Trelew, y dos plantas fotovoltaicas en San Juan por 5 Mw.
Frente a ese contexto, Enarsa decidió cortar por lo sano y envío un ultimátum a las compañías privadas involucradas: las que al último día de 2013 no hayan presentado la documentación que certifique financiamiento aprobado para sus proyectos serán dados de baja. Así lo confirmaron a El Inversor Online fuentes de Enarsa y cercanas al Ministerio de Planificación.
Entre las empresas más complicadas se encuentran Genneia, de Ivanissevich, que aún debe destrabar el esquema crediticio para construir de parques eólicos por 150 Mw, así como también Sogesic (está concursada),que adeuda el programa financiero para solventar dos granjas en la provincia de Buenos Aires por 90 Mw; e Isolux, que sólo concretó 50 de los 200 Mw aprobados.
En los despachos gubernamentales saben que precisan reimpulsar la inversión en emprendimientos renovables para cumplir con la Ley 26.190, que estableció que en 2016 un 8% de la energía consumida por el país deberá provenir de tecnologías concordantes con el cuidado del medio ambiente (eólica, solar, biocombustibles, biomasa, biogas y pequeñas represas hidroeléctricas). Para alcanzar ese objetivo, se necesita instalar cerca de 2000 Mw, con una inversión cercana a los US$ 4000 millones, un desafío que a esta altura parece titánico.