No existe un mayor riesgo para las firmas mineras que concentrarse exclusivamente en las dificultades del actual contexto y, debido a ello, desaprovechar las oportunidades que se presentarán en el mediano y largo plazo.
“Es hora de pasar del asiento trasero al del conductor”. Con esa metáfora automovilística aplicada a la realidad minera, la consultora EY (ex Ernst & Young) resumió las conclusiones de su informe “Business Risks Facing Mining and Metals 2015-2016”.
Según el relevamiento –que identificó los 10 mayores riesgos para la minería mundial durante esta temporada y la próxima–, la amenaza número uno se relaciona con la necesidad de adoptar un enfoque de crecimiento en un escenario como el vigente, signado por los bajos precios de los metales. “En un ciclo a la baja, el gran desafío pasa por saber cuándo me enfoco en crecer; o sea, cuándo me preparo para el contraciclo a través de una inversión a largo plazo, considerando que existen factores externos que no se pueden anticipar ni controlar. Es precisamente hoy cuando las mineras necesitan invertir para aprovechar las oportunidades futuras”, señaló María Javiera Contreras, socia líder de Industria Minera de EY en Chile.
En segundo y tercer lugar, la firma ubicó la productividad y el acceso al capital, respectivamente. “Las mineras deben adoptar una estrategia flexible para sobreponerse y adaptarse a los cambios del mercado. En ese sentido, no puede obviarse que la baja histórica que ha sufrido la inversión exploratoria pone en riesgo la producción futura”, advirtió la especialista.
De acuerdo con EY, otros peligros con los que deberá lidiar el segmento serán la creciente nacionalización de los recursos, las dificultades para obtener la licencia social en cada emprendimiento, la volatilidad de los precios de los commodities, la falta de capital inicial para activar los proyectos, las limitaciones en el acceso a la energía, los inconvenientes vinculados con la seguridad informática y la permanente necesidad de innovar, en ese orden. “Frente a este escenario, estimamos que un 69% de los proyectos de alta inversión que están en marcha en todo el planeta enfrentarán sobrecostos. Y un 50% de ellos ya se encuentran retrasados”, apuntó Contreras.
Fuera del top-10
Por detrás de los 10 riesgos mencionados, EY resaltó otras preocupaciones no menos significativas para el sector minero, tales como el balance de los requerimientos de talento, la disponibilidad de infraestructura, el acceso al agua, la amenaza de las sustituciones y el abandono de activos. Completan el listado otros seis desafíos: la baja participación de las mujeres en el negocio, los casos de fraude y corrupción, el reparto de las ganancias, el cambio climático, la incertidumbre geopolítica y –por último– el exceso de regulaciones.
En perspectiva, la conformación del ranking de desafíos de EY se modificó sustancialmente con respecto a su primera edición de 2008. Por entonces, la atención sectorial estaba puesta en el desarrollo de habilidades y la consolidación de la industria. Asimismo, el cambio climático figuraba entres las mayores inquietudes del rubro, mientras que brillaban por su ausencia variables –hoy sumamente consideradas– como el enfoque expansivo y la productividad. ›|‹