La iniciativa que se está analizando en Economía apunta a subsidiar el precio del gas con parte de la renta generada por la extracción de crudo. Se trata de evitar que la mejora del valor del fluido se traslade a tarifas residenciales.
El precio interno del petróleo se actualizó de forma sensible en los últimos dos años. Desde 2010 se registraron incrementos superiores al 40%: el barril tipo Medanito –el que se produce en Neuquén– pasó de u$s 52 a u$s 75 en ese lapso. Es la perfecta contracara de lo que sucedió en el caso del gas, cuyo valor se mantuvo prácticamente invariante tras la pesificación de las tarifas, en 2002.
La recomposición de los precios del crudo en el mercado interno, que encontró como correlato una ininterrumpida alza de los combustibles en surtidores, incluso provocó que las empresas destiladoras gozaran de los mejores márgenes de refinación en años. La mejora del importe del hidrocarburo se deja sentir en los planes de perforación de las petroleras, que en su enorme mayoría persiguen objetivos en campos de crudo en desmedro de los gasíferos. De hecho, casi todos los pozos exploratorios en Vaca Muerta apuntan a extraer shale oil (petróleo no convencional).
Todo lo contrario ocurrió en el segmento gasífero. Durante casi todo el kirchnerismo, la Casa Rosada se negó a elevar el precio del fluido en boca de pozo (el que reciben los productores) para evitar el costo político de trasladar las subas a las tarifas residenciales de Buenos Aires. Recién a fines de 2011, acuciada por el incremento exponencial de las importaciones de gas, el Gobierno anunció que comenzaría a retirar gradualmente los subsidios en el área metropolitana, pero esa iniciativa duró apenas tres meses y hoy se encuentra paralizada.
La ecuación que baraja hoy en día la Casa Rosada para mejorar el precio del gas –la válvula que determina el nivel de inversiones del upstream– corre por carriles diferentes. Según comentaron a El Inversor Energético & Minero desde dos gobernaciones petroleras, el equipo del viceministro de Economía, Axel Kicillof, hombre fuerte del sector hidrocarburífero desde la sanción del Decreto 1277 (que le otorgó amplias potestades para intervenir en la industria), está estudiando la posibilidad de aumentar el precio del gas en boca de pozo en forma indirecta, a través de un subsidio que surgiría de la renta generada por la explotación de crudo.
La iniciativa, que está aún en una etapa muy germinal, parte de un concepto: en Economía quieren evitar que la mejora del precio en el origen de la cadena gasífera desemboque en un alza tarifaria. Consideran que la suba de tarifas provocaría una retracción de la demanda agregada del país al disminuir el consumo interno.
En estado germinal
“Por eso, lo que se está estudiando es subsidiar la producción de gas a través de un subsidio que manejaría fondos originados en la explotación de petróleo. En líneas generales, lo que se está estudiando es que la renta del crudo, cuyo valor se actualizó en los últimos años, permita mejorar el valor del gas”, explicó un funcionario patagónico.
Una de las alternativas que están analizando los técnicos de Economía consiste en captar parte de la renta petrolera a través de un impuesto que sirva para subvencionar la perforación de gas, relegada porque los alicaídos precios internos –que rondan los u$s 2,50 por millón de BTU, muy por debajo del gas de Bolivia (u$s 11) y el LNG (u$s 16)–, no permiten explorar nuevas áreas improductivas.
El directivo de una petrolera que opera en Neuquén, que escuchó la versión en la Secretaría de Energía, señaló, sin embargo, que es muy poco probable que una iniciativa de este tipo prospere. “Si bien el Decreto 1277 autoriza al Gobierno a fijar los precios de todos los combustibles, el marco legal no habilita los subsidios cruzados. Y, además, va en contra del objetivo que persigue, que es incentivar la inversión a largo plazo, porque no hay previsibilidad”, advirtió.
Lo cierto es que, de no mediar una actualización de los precios del gas, a YPF se le hará cuesta arriba el cumplimiento del plan de inversiones de u$s 37.200 millones para 2013-2017, dado que buena parte de esos desembolsos están orientados a recuperar la oferta del fluido a partir de la explotación de yacimientos no convencionales, que sólo es viable con mejores condiciones de mercado.
Muutoin Vaikutusaika on yksilöllinen suosittelisin yrittämään jopa magneettiterapiaa, mutta magneetti on ylen vaikea kiinnittää kehoon siten, että kenttä vaikuttaa eturauhaseen. Vuosittain etsimme asiakkaidemme avainpaikoille tuhansia alansa parhaita täsmä – ja erityisosaajia, esimiehiä ja.
Por ese motivo, el plan de la Casa Rosada apunta a consolidar un precio para el gas “viejo” –el que surge de yacimientos maduros– en torno a los u$s 3,30 por millón de BTU, en tanto que el gas nuevo, enmarcado en el programa Gas Plus, oscilaría entre los u$s 6 y los u$s 8. Resta saber cómo y quiénes terminarán pagando esos valores para garantizar la llegada de inversiones.
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