Antes de partir ayer hacia Paraná para participar de la cumbre del Mercosur, el ministro de Economía, Axel Kicillof, se reunió el martes con Miguel Galuccio, CEO de YPF, para hilvanar los principales puntos de la estrategia que adoptará el Gobierno frente a la fuerte retracción del precio internacional del crudo. La misma contempla una baja del valor de las naftas y gasoil en surtidores y, en forma complementaria, una serie de medidas para no afectar significativamente la economía de las petroleras y de ese modo defender la actividad de perforación en los yacimientos, la prioridad de la Casa Rosada.
La iniciativa en la que trabajan técnicos del Palacio de Hacienda y de la petrolera controlada por el Estado –y que sería presentada en los próximos días- marca un cambio de rumbo en la posición oficial, dado que hasta hace pocas semanas prevalecía la idea de no modificar la política de precios en las estaciones de servicios a pesar del brusco descenso de la cotización internacional del crudo, que se derrumbó casi un 50% desde julio a la fecha. Las caídas registrados en las últimas dos semanas –el Brent perforó ayer la barrera de los 60 dólares- motivaron un cambio de timón.
En concreto, la estrategia que baraja Economía gira en torno a lograr una baja del precio de los combustibles en surtidores. Según comentaron a El Inversor Online fuentes al tanto de las negociaciones, la intención del Gobierno es aplicar una poda de entre un 6 y un 8% de los precios en las pizarras de las estaciones de servicio. Si bien en un primer momento no comulgó con habilitar una reducción los valores de las naftas y el gasoil, Galuccio accedió a bajar el precio de los combustibles de YPF, el mayor jugador del mercado con un share superior al 55 por ciento. Un recorte del esquema de importes de la compañía provocaría, casi de inmediata, la baja del resto de los jugadores del sector, Shell, Axion energy (Esso), Petrobras y Oil.
Primó la política: mientras que el valor de los combustibles registra, en el segundo semestre del año, una curva decreciente en todo el mundo por el descenso del precio internacional del crudo, en la Argentina las naftas y el gasoil se mantienen invariante, sin modificaciones. Es un costo político que el Gobierno no está dispuesto a correr.Según un cable de la agencia Bloomberg, la retracción de los importes en las estaciones de servicio se anunciaría antes de Navidad.
Sin embargo, la iniciativa que se está definiendo en Economía prevé una serie de medidas complementarias. Una de las alternativas que está bajo análisis consiste en reducir el esquema de retenciones a la exportación para ciertos derivados del petróleo. Sería una manera de compensar, al menos parcialmente, los ingresos de las refinadoras. Las petroleras recaudarían menos por la venta de combustibles, pero pagarían menos impuestos por la venta al exterior de algunos productos como las naftas vírgenes (demandadas por la industria petroquímica) y el jet fuel. Así lo comentaron a este medio fuentes del sector privado. Voceros del ministro de Economía negaron, en cambio, estar al tanto de cualquier tipo de negociación en esa dirección.
Otra de las alternativas que se barajan –según indicaron dos directivos de empresas productoras- es modificar el esquema actual de retenciones a la exportación de crudo para evitar un descenso en el nivel de perforación. Sucede que las petroleras de Chubut y el norte de Santa Cruz son las que están más expuestas a los vaivenes del precio internacional del crudo porque exportan buena parte de su producción. Pan American Energy (PAE), por caso, vende al exterior hasta un 40% del crudo Escalante (de tipo pesado) que extrae del Golfo San Jorge. En los últimos meses, las petroleras que exportan –a ese grupo hay que sumar a YPF, Sinopec y en menor medida, a Tecpetrol- sufrieron una fuerte baja de sus ingresos. En junio recibían alrededor de 95 dólares por cada barril de Escalante. Hoy, el precio –se le aplica un descuento por el tipo de calidad- ronda los 50 dólares. Sobre ese valor, las petroleras pagan un 10% al Estado nacional en concepto derechos a la exportación.
La erosión de la rentabilidad podría desembocar en una merma del nivel de actividad en los campos. “Si estos precios se mantienen, las empresas podrían empezar a levantar equipos de perforación”, admitieron allegados al gobernador de Chubut, Martín Buzzi.