La minera brasileña reclama una reducción de la carga tributaria (descuento del IVA) y mejoras en el tipo de cambio. Busca un socio con quien repartir la inversión. Negocia con empresas asiáticas.
La reactivación de Potasio Río Colorado, suspendido desde diciembre por la brasileña Vale, se negocia en el más alto nivel de los gobiernos de la Argentina y Brasil. Funcionarios de peso del gobierno de Dilma Rousseff viajaron a Buenos Aires para acordar en persona las condiciones de una posible reanudación del proyecto.
El 5 de febrero, el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Fernando Pimentel, y Sergio Leite, presidente de Vale en la Argentina, se reunieron con el viceministro de Economía, Axel Kicillof; el titular de Planificación, Julio De Vido; y el gobernador de Mendoza, Francisco “Paco” Pérez, para avanzar en esa dirección. De la reunión, que tuvo lugar en la Embajada brasileña en Buenos Aires, también participaron Luis María Kreckler, embajador argentino en Brasilia y hombre leal a De Vido, y máximas autoridades de la minera brasileña.
Las partes acordaron mantener un compás de espera hasta el 28 de febrero, cuando Vale comunicará los pasos a seguir. Hasta entonces, la compañía –la mayor minera de Brasil y la tercera a nivel nacional– continuará haciéndose cargo del sueldo de los casi 4.000 trabajadores que involucra la iniciativa, que está en receso “por tiempo indeterminado” desde fines de diciembre y está valuada en cerca de u$s 6.000 millones.
La firma también seguirá adelante con la certificación de las tareas realizadas por los proveedores y prestadores de servicios que participan de la construcción de la mina de potasio. Es que, a partir de la suspensión del proyecto, la empresa dejó de pagar a buena parte de su red de contratistas, que hoy acumulan créditos a favor sin fecha cierta de cobro.
“Es un tema complicado porque hay muchos proveedores que realizaron trabajos para la empresa, pero aún no cobraron”, señaló a El Inversor Energético & Minero un estrecho colaborador de “Paco” Pérez. Según cálculos de la gobernación, Vale licitó en Mendoza obras por u$s 1.900 millones, de los cuales ya ejecutó u$s 1.200 millones. Desde la compañía no respondieron los llamados de este medio.
Puntos encontrados
Vale busca obtener exenciones en el pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) para sus gastos destinados a ese emprendimiento hasta iniciar la producción, originalmente calculada para fines de 2014. Si antes de la suspensión en la industria muchos desconfiaban de poder concretar la apertura en esa fecha, hoy está claro que la inauguración se postergará.
Desde Mendoza señalaron que Vale busca un ahorro impositivo de u$s 1.000 millones y también poder liquidar las divisas que ingresan a Argentina a un valor mayor al actual. Además, destacaron que la clave para destrabar el proyecto pasa por encontrar nuevas fuentes de financiamiento, dado que a raíz de la caída del precio internacional del hierro y del potasio Vale está reevaluando sus inversiones a nivel mundial.
“Vale está buscando, desde hace tiempo, un socio local o internacional a fin de compartir la inversión en el megayacimiento”, indicaron las fuentes consultadas. La empresa brasileña –añadieron– mantuvo negociaciones con una compañía china y con otra japonesa. Incluso en los últimos meses de 2012, una consultora chilena realizó un due dilligence para evaluar una posible asociación, pero aún no existe ningún anuncio oficial al respecto.
A su vez, el proyecto prevé la construcción de una vía de ferrocarril para transportar el mineral desde Mendoza hasta el puerto de Bahía Blanca. La traza atraviesa Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires. Sin embargo, desde la gobernación de Mendoza advirtieron que municipios de esas provincias reclaman que el ferrocarril pase por sus localidades. Y están demorando la habilitación de las obras de construcción. El desvío de las vías implicaría una inversión adicional de u$s 1.000 millones, según comunicó la empresa a autoridades mendocinas.
Algo similar sucede con los concesionarios privados de las tierras de Río Negro y Neuquén por las que pasará el tren, que deben prestar conformidad para permitir las obras. “El 70% de los superficiarios aún no habilitó las obras”, explicó un funcionario de la gobernación.
Si bien nunca lo aceptará oficialmente, Vale teme que la demora en la construcción acarree un fuerte encarecimiento de los costos del proyecto como resultado de la inflación en el país. Mira con preocupación el caso de Barrick en Pascua-Lama, que lanzó el emprendimiento con una inversión inicial de u$s 3.600 millones y dos años después debió rectificar esa cifra por encima de los u$s 8.000 millones. También es un tema que preocupa la imposibilidad de girar dividendos al exterior por decisión del Gobierno.