El Gobierno dio otro paso en la adaptación de los convenios laborales sectoriales, en lo que fue una señal más -tal vez la última- de que no habrá una reforma global como en Brasil.
En esta ocasión fue con los sindicatos y las empresas que participan en el sector de las energías renovables, en otro de los capítulos de la película que empezó en enero con el acuerdo para bajar costos en Vaca Muerta y siguió, más tarde, con la industria automotriz y la construcción.
Sin embargo, lejos de plantear este acuerdo algo concreto, lo que se firmó este mediodía en el Salón Blanco de Casa Rosada fue un rumbo, algo meramente formal. El presidente Mauricio Macri suscribió el documento, junto a los ministros de Energía, Juan José Aranguren; de Producción, Francisco Cabrera; y de Trabajo, Jorge Triaca; y miembros de la Unión Obrera Metalúrgica, UOCRA y Luz y Fuerza. El texto, titulado «Principales lineamientos para el sector de Energías Renovables – Plan de Consolidación e Integración», tiene 22 páginas con un anexo que plantea compromisos para las distintas partes.
La inversión directa prevista en las energías renovables está calculada en u$s 15.000 millones para los próximos ocho años, mientras que se estiman otros u$s 7000 millones de desembolsos en forma indirecta hasta 2025. Se licitarán unos 10.000 MW y se crearán cerca de 9000 puestos de trabajo, que se sumarán a los 3000 ya existentes en el sector.
El acto en Casa de Gobierno fue breve. Macri valoró el diálogo entre todas las partes y avisó que quiere que Argentina sea «uno de los grandes jugadores en generación de energía eléctrica renovable». El Presidente también ponderó que esto representa «trabajo de calidad» y la posibilidad de que provincias como Jujuy puedan tener inversión privada, que reemplace al empleo público.
A la salida, el metalúrgico Antonio Caló afirmó que es «positivo» que haya un requerimiento de 30% de integración nacional en el sector, lo que implicará que sume al menos 600 afiliados en los próximos meses. «Esperamos que haya 3000 metalúrgicos más abocados a esto en los años que siguen», dijo Caló.
Una hora más tarde, fue el turno de Triaca, Cabrera, el secretario de Industria, Martín Etchegoyen, y el subsecretario de Energías Renovables, Sebastián Kind, de explicar un poco más el proyecto. Allí, confirmaron que se trabajará en una adenda a los convenios colectivos de UOM, UOCRA y Luz y Fuerza para adaptarse a las nuevas condiciones y ganar en competitividad, pero dejaron en claro que no se discutieron finamente los costos.
«El problema no es lo salarial, sino la organización del trabajo para ser más productivos. Pueden aparecer nuevas funciones, tareas y categorías y se tendrá que ver en cada proyecto», avisó el ministro de Trabajo.
Con todo, la idea oficial es aumentar la integración nacional del 30% al 50% progresivamente. Lo que sucede es que los paneles solares y los molinos de viento tienen en su gran mayoría trabajo chino y europeo, mientras que el empleo local queda para las tareas de montaje, operación y mantenimiento. Así, se busca que las empresas argentinas tengan una mayor participación en la cadena productiva.
Cabrera prometió que «los puertos se van a llenar con barcos que traigan aerogeneradores». Pero en la conferencia de prensa en el piso 18 del Ministerio de Trabajo, el que se destacó fue Kind, que dio el ejemplo más concreto de la utilidad del acuerdo: mientras que hoy no se puede realizar trabajo en altura con viento fuerte, los sindicatos tendrán que flexibilizar su convenio para colocar estos molinos a 130 metros. Casos como ese son los que favorecerá este acuerdo para la competitividad de las energías renovables en la Argentina.
Fuente: El Inversor Energético y Minero
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