Por primera vez desde la estatización de la empresa, en abril del año pasado, la gestión de Miguel Galuccio al frente de YPF mostró números claramente más favorables que en el pasado reciente. Esa bonanza despertó un llamado de atención en el mundo petrolero: por su tamaño, el crecimiento de su flujo de caja, sus ganancias, la marcha de la producción y una serie de aventones que recibió de parte de la política oficial, la compañía nacionalizada estaría en condiciones de comprar otras petroleras, una intención que ya reveló en el pasado reciente. Según consignó El Comercial, la eventual salida de compras de YPF es una variable para tener en cuenta, en un mercado al que le resulta difícil retener la inversión extranjera y en el que varias compañías del exterior les colgaron el cartel de venta a sus activos locales, como Apache, Gran Tierra y Petrobras, por la cual YPF hizo una oferta que no prosperó. De acuerdo con sus números, la petrolera estatizada alcanzó en el tercer trimestre una utilidad operativa de 3.444 millones de pesos, un 104% más que en el mismo período del año anterior; un Ebitda (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) de $ 7.690 millones, un 72,8% superior, y ganancias por 1.414 millones de pesos, con un incremento de un 87% con respecto a 2012. Varias petroleras suscribieron acuerdos con el Gobierno para recibir ese beneficio. YPF fue una de ellas, y obtuvo 1.656 millones de pesos por esa vía.