Las provincias productoras prefieren poner paños fríos al entusiasmo y las expectativas desatadas por los recursos no tradicionales. En esa frecuencia, el secretario ejecutivo de la entidad que las nuclea, Carlos Lambré, remarca que los estudios realizados hasta ahora arrojan un alto grado de incertidumbre.
En función de los relevamientos llevados a cabo hasta la fecha, Carlos Lambré, secretario ejecutivo de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburose(OFEPHI) y subsecretario de Fiscalización y Control en el Ministerio de Hidrocarburos de Chubut, reconoce que hay grandes oportunidades para desarrollar hidrocarburos no convencionales en todas las cuencas productivas del país. “No obstante, debemos ser más cautelosos, ya que las evaluaciones registradas aún exhiben un alto grado de incertidumbre”, advierte en diálogo con este medio.
A su entender, existen elevados valores de carbono orgánico, y un sistema y estilo estructural que favorece la existencia de estos recursos. “Sobre la base de los objetivos y datos geoquímicos que posee cada cuenca, las mejores perspectivas se sitúan en la Neuquina, la Cuyana y el Golfo San Jorge, en ese orden. No hay dudas de que los recursos están, pero habrá que transformarlos en reservas, lo que implicará una equilibrada ecuación económica entre el precio del producto, los costos de inversión y los resultados de la producción”, apunta.
Desde su óptica, hará falta bastante tiempo y trabajo para analizar el comportamiento de los pozos que hoy se están perforando, tanto en términos de producción real como de declinación y de recuperación. “A pesar de que la actividad se está promoviendo con entusiasmo en algunas cuencas, sobre todo en la Neuquina, hasta ahora sólo tenemos recursos, cuyo desarrollo será muy desafiante para las empresas, los técnicos y las autoridades”, manifiesta.
Habrá que usar, asegura, nuevas tecnologías y equipos que posibiliten el logro de objetivos más complejos y costosos que los tradicionales. “En definitiva, queda un larguísimo camino por recorrer, más allá de que vemos muy bien que las empresas inviertan en el incipiente aprovechamiento de estos recursos hidrocarburíferos”, completa.
Madurez y concentración
De acuerdo con Lambré, por estos días las provincias que integran la OFEPHI se encuentran trabajando en conjunto para lograr consensos con las autoridades de aplicación a escala nacional y las distintas empresas involucradas en el desarrollo sectorial. “Nuestra misión esencial es coordinar todas las acciones necesarias para defender los intereses de nuestros miembros junto con su potestad sobre los recursos hidrocarburíferos, además de propiciar el cuidado ambiental, el desarrollo sustentable, el crecimiento económico in situ, el empleo local y el resguardo de la información a través de un Banco de Datos que muy pronto estará disponible para todos los interesados”, adelanta.
Para el experto, la Argentina posee 24 cuencas, de las que sólo 5 (el 21%) se encuentran en producción. “Las más relevantes cuentan con un avanzado estado de madurez, lo que implica una disminución en la producción y las reservas, inversiones más riesgosas, pozos más costosos”, señala.
Petróleo pesado
En el marco descripto, Lambré considera que el trabajo dentro de la industria nacional de Oil & Gas debe focalizarse básicamente en promover la inversión y la definición de políticas estatales que favorezcan la exploración, la extracción, el desarrollo y el incremento de reservas, junto con la evolución de una canasta de fuentes alternativas en todo el país. “De todos modos, está claro que por el momento resulta imposible imaginar un mundo que no dependa de los hidrocarburos. No hay otra energía que pueda reemplazarlos por muchos años. Sería necesario sembrar el equivalente al continente africano para producir un volumen de biocombustibles similar al de los combustibles fósiles consumidos en la actualidad”, compara.
En esa dirección, juzga vital la investigación y aplicación de tecnologías que permitan el progreso de la industria y una mayor recuperación de los yacimientos activos e inactivos. “Es menester lograr el interés de las empresas para evaluar y aprovechar los recursos no tradicionales. Pero además de pensar en el shale, hay que producir tecnologías para aprovechar el petróleo pesado, que podría brindarnos saludables sorpresas”, completa.
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