El descubrimiento, que tuvo lugar cerca de la frontera con la Argentina, le da rienda suelta a la ilusión guaraní de convertirse en un importante proveedor a nivel internacional.
De la nada a la gloria, sin escalas, la industria petrolera paraguaya acaba de dejar atrás varias décadas de búsquedas truncas y virginidad productiva para ingresar en una inédita etapa de éxito exploratorio y próxima puesta en valor, con perspectivas por demás optimistas. Sucede que el petróleo hallado en pleno Chaco central no sólo es abundante, sino que también posee una altísima calidad.
“Con estos recursos, que comenzaremos a explotar el año que viene, prontamente ingresaremos en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)”, aventuró el presidente guaraní Federico Franco, durante el anuncio público del descubrimiento.
Según sus palabras, de cara al futuro Paraguay no sólo se destacará por su producción de energía hidroeléctrica a gran escala. “También seremos campeones del mundo en materia hidrocarburífera”, prometió.
El hallazgo tuvo lugar cerca de la frontera con la Argentina, más precisamente en la cuenca del río Pirity, dentro del departamento de Boquerón, unos 500 kilómetros al noroeste de Asunción. Según las estimaciones de la norteamericana Crescent Global Oil, a cargo de las exploraciones en la zona, las primeras perforaciones de desarrollo se llevarán a cabo antes de que culmine el año, por lo que efectivamente la producción del yacimiento se iniciará en 2013.
Todo cambia
Aunque hasta los años 60 Paraguay fue un país energéticamente deficitario, gracias a los aportes hidroeléctricos de Acaray, Yacyretá e Itaipú, hoy exporta más de 10 veces la cantidad de electricidad que consume. Esas tres represas concentran un 97% de la capacidad eléctrica instalada en el vecino país, que es el cuarto productor de electricidad en toda Latinoamérica (sólo por debajo de gigantes como Brasil, México y la Argentina).
Ahora parece haberle llegado el turno a la autonomía petrolera, recurso que nunca en su historia produjo comercialmente y que importa en su totalidad. “Este descubrimiento nos hará pasar de importadores netos a autosuficientes. Uno de los grandes beneficios que obtendrá el pueblo paraguayo estribará en una marcada reducción en los precios de los combustibles”, anticipó Segio Escobar, presidente de la estatal Petropar.
Rindió sus frutos
A decir de Richard González, representante de Crescent Global Oil, la firma está presente en Paraguay desde 2006. Asociada con Pirity Hidrocarburos, durante ese lapso invirtió más de u$s 10 millones en la realización de tareas de estudio del suelo y perforaciones de pequeña escala. “Siempre tuvimos grandes expectativas de obtener resultados favorables, y hoy podemos decir que todos nuestros esfuerzos rindieron sus frutos”, resaltó el directivo.
El histórico hallazgo a gran profundidad (más de 4.000 metros) develó, además, una de las mayores incógnitas que quedaban en pie con respecto a la geología regional. En efecto, la hipotética existencia de reservas explotables en la cuenca Chaco-Paranaense (y la eventual la ampliación de la frontera geológica argentina) fue recurrentemente abordada en estas páginas.
Condiciones esenciales
Además de albergar a Paraguay, la cuenca Chaco-Paranaense concierne a nuestras provincias de Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Chaco, Formosa, algunas zonas de Córdoba y La Rioja, junto con la República Oriental del Uruguay, y el centro y sur de Brasil. El descubrimiento de Crescent Global Oil confirmó en su subsuelo la prevista disponibilidad de petróleo liviano (casi gaseoso) a una profundidad no menor a los 3.500 metros.
La cuenca tiene una extensión de alrededor de 2 millones de kilómetros cuadrados (kmµ). Aunque en toda su superficie hay cerca de 200 pozos exploratorios perforados, hasta ahora la única acumulación con viabilidad comercial era la de Barra Bonita, en suelo brasileño, donde se extrae gas natural.
Está probado que fue invadida por el mar en el Devónico, un período que dejó rastros de la presencia de fauna marina, por lo que siempre se especuló con que poseía las condiciones esenciales para la formación de hidrocarburos.