Con capacidad para trasladar a unos 600.000 pasajeros por día
La totalidad de los trenes holandeses ya se alimenta de electricidad obtenida a partir del aprovechamiento de los vientos. El país europeo cumplió esta meta de cuidado ambiental con un año de anticipación.
Holanda acaba de sorprender al mundo con un anuncio sin precedentes. A partir del 1 de enero, sus trenes dejaron de emitir gases nocivos y ya no consumen ningún otro tipo de energía que no provenga de la aerogeneración. La idea de contar con una red ferroviaria 100% eólica ganó fuerza en 2015, cuando Nederlandse Spoorwegen (NS) –la compañía encargada de gestionar casi todos los trayectos del país– adjudicó al holding Eneco el contrato de electricidad de los ferrocarriles con el requisito obligatorio de que en 2018 todo el suministro procediera de fuentes limpias. No obstante, la firma eléctrica cumplió con ese objetivo un año antes de lo previsto. Para celebrar la noticia, el presidente de NS, Roger van Boxtel, protagonizó un video que rápidamente se “viralizó” a través de las redes sociales. En él, se lo ve “viajar” en una de las aspas de un molino sujeto por un arnés. “NS consumía mucha energía y eso era malo para el cuidado del medio ambiente, por lo que pensamos que resultaba necesario un cambio. Actualmente puede decirse que con apenas ‘una hora de viento’ somos capaces de llevar a nuestros usuarios desde Utrecht hasta Groningen, lo cual es muy impresionante”, celebró el directivo.
A lo largo de 2017, la innovadora iniciativa hará que NS consuma entre 1,2 y 1,4 millones de kilowatts/hora (Kwh) de electricidad obtenida a partir de aerogeneradores; es decir, una cifra equivalente a la demanda doméstica de la ciudad de Ámsterdam. De esa manera, la compañía totalizará 1,2 millones de viajes amigables con el medio ambiente y brindará transporte seguro y sostenible a sus 600.000 pasajeros diarios. ›|‹
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Innovaciones afines
Un antecedente directo de los trenes eólicos de Holanda es el primer ferrocarril alimentado sobre la base de biocombustibles, el cual fue lanzado hace siete años en Estados Unidos. A tono con el conocido principio de las tres “R” (de “reutilizar”, “reciclar” y “reducir”), la estatal Amtrak estrenó el “Heartland Flyer”, destinado a vincular las ciudades de Oklahoma y Forth Worth mediante el uso de un combustible elaborado con subproductos cárnicos. Se trató del primer transporte ferroviario de uso comercial que empleó biocombustibles en todo el planeta. Denominado “B-20”, el biocarburante empleado estaba hecho con grasa sobrante del ganado vacuno de la industria agropecuaria de Forth Worth. Si bien no era 100% ecológico (ya que se encontraba compuesto en un 80% por diesel y sólo en un 20% por biodiesel propiamente dicho), abrió el camino para la reducción de las emisiones nocivas en el transporte ferroviario. China, por su parte, lanzó en 2012 el primer tren minero sin conductor a escala global. El peculiar medio de locomoción, inaugurado en un yacimiento de cobre a cargo de la firma Xiangtan Hualing, dentro de la provincia oriental de Anhui, poseía sistemas de transmisión con control inteligente por ordenador. Disponía de tecnología inalámbrica y de una red de monitoreo que posibilitaba una efectiva comunicación en serie en la automatización industrial, además de otros usos automotrices. Con una capacidad de carga de 20 toneladas (Tn), también resultaba capaz de autodiagnosticarse en casos de fallas, y de enviar mensajes a un centro de control para reportar cualquier tipo de defectos.
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