Las restricciones que la Ley 7.722 impone al desarrollo minero en Mendoza no tienen sentido en la actualidad. Así lo cree el subsecretario Emilio Guiñazú, quien garantiza la sustentabilidad de la actividad a partir de los controles y las tecnologías disponibles.
Actualmente están dadas las condiciones para garantizar las buenas prácticas en la industria minera mendocina, según la visión de Emilio Guiñazú. Para el subsecretario de Energía y Minería provincial, cuando se aprobó la restrictiva Ley 7.722 se temía que el desenvolvimiento masivo de la actividad implicara un perjuicio ambiental y social irreversible. “Hoy existen garantías que antes no teníamos para permitir su desarrollo de manera controlada y sustentable”, aseguró. Por estos días, indicó, la provincia está dotada de herramientas tecnológicas de sobra, además de contar con un Plan de Ordenamiento Territorial, un Inventario Nacional de Glaciares y un Acuerdo Federal Minero que eleva los estándares ambientales y sociales del segmento. “Todos estos recursos no existían hace 10 años”, comparó.
A su entender, el debate acerca de esta cuestión es cada vez más técnico, lo cual indudablemente resulta positivo. “Gracias a un trabajo prudente y de apoyo al diálogo, logramos sacar la discusión de la calle y llevarla a la academia, lo que fue un necesario paso previo a su abordaje parlamentario”, reflexionó.
En la misma sintonía, resaltó los avances que vienen observándose en el debate sobre el fracking para favorecer la puesta en valor de los recursos hidrocarburíferos no convencionales existentes a nivel provincial. “Aunque hasta el momento el nivel de esta actividad sea bajo, de cara al futuro Mendoza posee un alto potencial para aprovechar en la materia”, aseveró.
Según sus precisiones, ya hay un proyecto piloto de 15 pozos, entre reutilizados y nuevos, que implicará una inversión inicial de u$s 70 millones. “Esta iniciativa significó por ahora la creación de 200 empleos en Malargüe y favoreció la provisión de servicios de unas 50 Pymes”, especificó el funcionario.
Otra apuesta importante, añadió, pasa por la promoción de la tecnología de recuperación terciaria en la Cuenca Cuyana. “Queremos extender la vida útil de las explotaciones convencionales en la zona norte de la provincia. Estamos dispuestos, incluso, a fomentar este rubro a través de la aplicación de regalías”, anticipó.
Contra los mitos
A fin de desmentir ciertas versiones que circulan en relación con la implementación de fracturas hidráulicas, Guiñazú explicó que cuando una roca madre se fractura sola, el petróleo fluye de manera convencional. “Cuando esto no ocurre de manera natural, a través del fracking es posible fracturar la roca con agua, usando aditivos en el proceso (arenas, ácido muriático, algunos químicos como bactericidas y otros químicos que fueron estudiados ampliamente)”, señaló.
En Mendoza, acotó el subsecretario, existen miles de metros de rocas que aíslan los reservorios de las napas freáticas. “No hay ninguna chance de contaminación, los químicos son absolutamente normales y no es cierto que se utilicen grandes cantidades de agua”, desmitificó.
Asimismo, expuso, el marco legal vigente resulta sumamente claro y transparente. “Si hay algo que nos interesa es promover el acceso a la información y la participación comunitaria”, completó. ›|‹