Con el lanzamiento del Plan Hogar, que busca transparentar el esquema de subsidios al consumo de garrafas de gas, el ministro de Economía, Axel Kicillof, sumó el cuarto negocio energético cuya administración le arrebató al titular de Planificación, Julio De Vido. El balance de los últimos tres años deja un balance negativo para De Vido, que perdió el manejo de fondos por más de u$s 6.000 millones destinados a la implementación de programas eléctricos, petroleros y de combustibles. Según Perfil, la suerte para el otrora superministro santacruceño empezó a cambiar a principios de 2012 cuando Kicillof puso un pie en Cammesa, la coordinadora mayorista del mercado eléctrico, con la designación de Paula Español, hoy secretaria de Comercio Exterior, al frente de la gerencia de Finanzas de la empresa que administra el mercado eléctrico mayorista. A fines de 2011, uno de sus asesores detectó que Cammesa había pagado por un cargamento de gasoil 20% más que el gobierno de Uruguay. Toda una rareza. Para dar la batalla interna en Cammesa, hasta ese momento controlada por José Sanz y Luis Beuret, dos técnicos de muy buena sintonía con De Vido, Kicillof designó a Juan Manuel Abud, un economista de breve paso como vocal en el ENRE, como gerente general y su principal alfil dentro de la empresa. Corrían los primeros días de 2012. Unos meses más tarde, consumada la reestatización de YPF, el ministro de Economía transfirió a la unidad de trading de la petrolera la potestad para traer del exterior el gasoil que consumen las centrales eléctricas. La cuenta que subsidios equivalentes por u$s 2.000 millones anuales.