La Argentina volvió a convertirse en un importador habitual de petróleo

La crisis energética derivada de la caída en la producción de hidrocarburos, uno de los rasgos sobresalientes de la década kirchnerista, llega al final del ciclo político con una nueva evidencia: el país se ha convertido en un importador cada vez más frecuente de petróleo, algo que no ocurría desde hacía dos décadas. Lo mismo había sucedido mucho antes con el gas, que el Gobierno importa en volúmenes cada vez mayores desde hace 10 años.

La Secretaría de Energía -en los papeles está en la órbita del Ministerio de Planificación, que conduce Julio De Vido, pero en la práctica responde a su par de Economía, Axel Kicillof- convocó a principios de mes a las petroleras y les preguntó cuáles estaban interesadas en comprar un embarque del llamado petróleo Bonny Light, de Nigeria. El objetivo era reemplazar la menor producción de la cuenca neuquina. En total, la explotación local de crudo cayó 1,3% en los primeros siete meses del año, según cifras oficiales, en línea con una baja sostenida que comenzó a fines de los años 90.

Esta es la segunda compra importante de crudo en el exterior en el año (la anterior había sido en enero). Todavía no están decididos los volúmenes ni la fecha, aunque será, a más tardar, en los próximos cuatro meses. Así lo consignó La Nación.

La operación será en parte subsidiada, para que el costo del crudo importado se note menos en los precios de los combustibles, que ya aumentaron 60% en los últimos 12 meses, mucho más que la inflación.

El plan del Gobierno es que el crudo llegue a US$ 83 FOB por barril en Bahía Blanca. El producto, según estimaciones del mercado, costará entre US$ 83,5 y 84 el mes próximo. La diferencia se cubrirá con fondos públicos. Si bien importar conlleva un alto costo político, porque pone en evidencia problemas estructurales, la decisión se explica por la urgencia de la crisis energética.

«La Argentina todavía tiene excedentes de crudo de la cuenca del Golfo San Jorge», recuerda el ex secretario de Energía Jorge Lapeña. Pero esos volúmenes son los de menor calidad, que rinden menos en las refinerías locales. Por eso se comprará crudo denominado «liviano», que tiene mejor rendimiento en las destilerías.

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