El clima no ayuda últimamente a la venta de artículos para el hogar que son claramente estacionales. Así como el verano no fue bueno en venta de aires acondicionados porque los días de mayor calor llegaron tarde, recién en febrero, tampoco este invierno fue bueno para el negocio de calefacción.
Los pocos días de frío, que también llegaron tarde, más avanzada la temporada, desalentaron sobre todo la venta de estufas a gas, productos que suelen ser planificados con antelación al requerir instalación. Como consecuencia de este escenario, la comercialización de este tipo de equipamiento para pasar el invierno cayó un 17% entre enero y julio, con respecto al año anterior, y llegó a los 220.787 aparatos. Los datos corresponden a un informe que fue elaborado por la consultora GfK Retail & Technology Argentina.
En cambio, la categoría de calefactores eléctricos, que no requieren instalación y son mucho más baratos que los que funcionan a gas, crecieron este invierno un 5%, a 823.923 unidades, impulsados sobre todo por los caloventores, que se incrementaron un 20% y representan un 47% de esta categoría integrada por diversos aparatos eléctricos.
Así, la venta no estuvo en línea con lo esperado por las principales cadenas, que en mayo auguraban un alza de 10% en unidades en la temporada con el impulso de promociones y cuotas si el clima ayudaba.
«La temporada de calefacción fue muy corta y mala; empezó a caer la venta en julio. Este invierno solo tuvimos tres semanas de frío. Y las dos primeras semanas de agosto también fueron malas», comentó a El Cronista María Leroy, gerente de Proyecto de GfK.
En la diferencia entre las ventas de equipos eléctricos y a gas pesan diversos factores. En principio, «el precio promedio de las estufas a gas es mucho mayor; hay que planificar su compra de antemano y pagar la instalación. En los eléctricos no hace falta y son mucho más baratos, si bien calefaccionan menos», agregó Leroy.
Mientras las estufas a gas promedian los $ 2460 este invierno, las eléctricas cuestan unos
$ 691, según datos de GfK, aunque hay productos más baratos, como los caloventores, a partir de los $ 320. «En un contexto de inflación el precio influye mucho a la hora de comprar», destacó la analista de GfK.