Luego del acuerdo de productividad alcanzado en el sector hidrocarburífero, que incluyó a gremios, operadoras y empresas del sector, más la ola de anuncio del 2017 y desembolsos previstos para el año entrante, se prevé que las principales compañías del sector volverán a escalar el año próximo, según se desprende de datos oficiales.
En el sector señalan dos motivos que apuntalan esas erogaciones. Por un lado, los acuerdos de competitividad firmados este año con los sindicatos petroleros (Neuquén, Chubut y Santa Cruz), que allanaron las habitualmente conflictivas relaciones con la conducción empresaria y permitieron aumentar la productividad. Pero también hay una tendencia mundial a mirar la formación de recursos no convencionales Vaca Muerta como una alternativa de desarrollo concreta mucho más que en años anteriores.
Según el informe enviado por la Jefatura de Gabinete al Congreso a principios de este mes, el Gobierno espera que en 2018 las compañías petroleras inviertan como mínimo US$ 8211 millones para producir petróleo y gas en el país. Esa cifra representa un incremento del 23,74% en comparación con la cifra de este año, apenas superior a los US$ 6869 millones. Y estará por encima de los US$ 6696 millones del año pasado, aunque todavía no alcanzaría los US$ 9755 millones del último año de gestión kirchnerista.
El Ministerio de Energía, a cargo de Juan José Aranguren, suele tener información precisa con respecto a las inversiones, dado que las empresas están obligadas a presentar sus planes con carácter de declaración jurada. Más aún: a partir de una resolución que promociona el desarrollo de la producción de hidrocarburos en la cuenca Neuquina por métodos no convencionales, «varias compañías están presentando nuevos programas de desarrollo que adicionarán inversiones a las ya estimadas», sostiene el documento oficial.
Los números del 2018 permiten ilusionar a un sector que fue castigado no sólo por el cambio de modelo económico -entre otras cosas, el denominado barril criollo, que implicaba un precio sostén para la producción local de crudo, fue eliminado en octubre pasado-, sino también por un contexto internacional adverso, que derivó en despidos de personal en todo el mundo.
De todas maneras, la recuperación de la inversión discrimina por productos (el gas comenzó a aumentar su participación en detrimento del crudo), algo que también derivó en una distinción geográfica en la que Neuquén parece favorecida, a diferencia de Chubut. En parte, eso se debe a que los petroleros comenzaron a tomar en serio Vaca Muerta.
Los números oficiales muestran que las empresas buscan cada vez más los denominados recursos no convencionales. Un 43% de la inversión petrolera de este año se destinará a la búsqueda y producción de esos activos. «En particular en gas, muchos proyectos no convencionales dejan la etapa de piloto y pasan a un desarrollo más intensivo «, explicó el ex secretario de Energía Daniel Montamat. «Basta ver los planes de Tecpetrol e YPF, sin mencionar a Shell, Total y ExxonMobil, para entender el aumento de la inversión. Creo que influyen la liberación del precio del petróleo, el Plan Gas y los buenos resultados en Vaca Muerta», resumió Emilio Apud, otro ex secretario de Energía.
YPF lidera la inversión en Vaca Muerta y casi todas las grandes petroleras privadas del mundo tienen un pie allí. Entre ellas, Shell, ExxonMobil, Total y Wintershall. También las locales Pluspetrol y Tecpetrol, del grupo Techint, que le anunció a Macri una inversión de US$ 2300 millones en marzo pasado para aumentar sustancialmente la producción de gas.
Vaca Muerta domina las discusiones entre los petroleros. A fines de octubre se hizo la exposición Argentina Oil & Gas 2017, el mayor encuentro del sector en el país. «Para nosotros, Vaca Muerta es la oportunidad más importante de la Argentina en los próximos 10 años», resumió el presidente de Tecpetrol, Carlos Ormachea.
YPF también hizo parte de los deberes. En 2013, un pozo le costaba a YPF US$ 16,2 millones, pero ese valor llegó a US$ 8,2 millones en el segundo trimestre del año pasado. La diferencia se explica por el avance de la denominada curva de aprendizaje petrolera, clave para que las cosas sean más baratas y se puedan llevar a cabo de manera económica en un marco de precios bajos.
El Gobierno también aportó lo suyo. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, publicó en marzo en el Boletín Oficial la resolución 46-E, que creó el Programa de Estímulo a las Inversiones en Desarrollos de Producción de Gas Natural proveniente de Reservorios No Convencionales. Garantiza una remuneración mínima para los nuevos proyectos gasíferos de Vaca Muerta de US$ 7,5 por millón de BTU el año próximo, de US$ 7 en 2019, de US$ 6,5 en 2020 y de US$ 6 en 2021. Se estima que esos valores estarán por encima de los del mercado.
Fuente: La Nación