Argentina proyecta su primera gran iniciativa minera en dos décadas, impulsada por las políticas favorables al mercado del presidente Mauricio Macri, pero no hay garantía de que el mandatario esté presente para recibir el crédito.
La economía nacional se hunde y el Banco Central eleva la tasa de interés para frenar la inflación y salvar al peso, la moneda de peor desempeño en los mercados emergentes. Eso podría poner a Macri en terreno inestable previo a las elecciones presidenciales de octubre donde podría enfrentar a su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner.
No importa quién gane en octubre, el terreno está preparado para una serie de inversiones mineras, afirmó Mariano Lamothe, subsecretario de Desarrollo Minero del país. Hace dos semanas, Yamana Gold, Goldcorp y Glencore informaron que evalúan un plan para desarrollar en conjunto el proyecto de oro y cobre Agua Rica en el noroeste argentino. La decisión de invertir podría conocerse dentro de unos meses, agregó Lamothe.
“Hemos ido construyendo una base sólida”, comentó Lamothe en una entrevista en Buenos Aires. “Cuando termine el mandato del presidente Macri, no van a existir los volantazos que los populismos han generado en otros momentos”.
Las tres compañías completarán un estudio de factibilidad el próximo año. El plan es combinar la mina Alumbrera de Glencore, que inició sus operaciones en 1997, con el proyecto Agua Rica, con reservas calculadas en cerca de 4,5 millones de toneladas de cobre y 6,5 millones de onzas de oro. El resultado esperado es una vida útil estimada de 25 años con una producción anual de 236.000 toneladas de cobre equivalente durante los primeros 10 años.
Las medidas para modificar el marco regulador, promover la transparencia y abordar temas ambientales fueron “un trabajo importante y hacen que el sector minero de Argentina sea más atractivo”, indicó Fiona Mackie, directora para Latinoamérica de Economist Intelligence Unit. No obstante, los cambios potenciales de política monetaria o el retorno a los controles de capital tienen inquietos a los inversores, advirtió.
“Lo primero que te preguntan los inversores es que va a pasar con Argentina y eso es una interrogante para todos”, admitió Gustavo Koch, director ejecutivo de la cámara minera argentina Caem. “Esperamos algún tipo de continuidad de políticas sensatas”.
Argentina no registra un nuevo proyecto minero significativo desde 1997, cuando comenzaron las obras en la mina de oro y cobre Alumbrera de Glencore.
Ahora junto con Agua Rica, que haría uso de la infraestructura de Alumbrera, la canadiense First Quantum Minerals evalúa Taca Taca, un proyecto de oro y cobre de US$ 3.000 millones en la provincia de Salta. Ejecutivos de la compañía decidirán si desarrollan Taca Taca u otro proyecto en Perú luego de que termine la construcción de una mina en Panamá.
“Taca Taca sería lo más fácil y es más avanzado”, aseveró el presidente de First Quantum, Clive Newall, en una entrevista el mes pasado, pero esa afirmación vino con una advertencia: “Argentina políticamente todavía no es del todo clara. Se acercan las elecciones. Claramente hay una decisión política: ¿queremos invertir allí?”.
Más allá de quién gobierne a nivel federal, un aliado para las mineras podrían ser los funcionarios provinciales que buscan ingresos por regalías y oportunidades de empleo, planteó Koch, quien mencionó a San Juan, que alberga la mina de oro Veladero de Barrick Gold.
Al mismo tiempo, los gobiernos locales pueden agregar una capa adicional de complejidad que preocupa a los inversores. El caso más claro es Chubut, donde alcaldes provinciales han mantenido conversaciones para levantar una prohibición contra la minería a cielo abierto, lo que allanaría el camino para un proyecto de plata de US$ 1.200 millones.
“Los últimos cuatro años han tenido que ver con la construcción de una base”, según Víctor Rodríguez, consultor sénior de CRU Group en Santiago, Chile. “Deberíamos comenzar a ver los resultados de eso en los próximos cuatro años”.
Fuente: Latinominería.
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