Según un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza
De los 229 ecosistemas del Patrimonio Mundial –cuya existencia es clave para prevenir inundaciones, estabilizar suelos y proveer agua–, 114 conviven con algún tipo de actividad extractiva.
La explotación de recursos minerales, la extracción de hidrocarburos y la tala se encuentran presentes en prácticamente el 50% de los sitios naturales considerados Patrimonio Mundial (o Patrimonio de la Humanidad) por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Así lo indica un informe elaborado por la firma Dalberg Global Development Advisors para el Fondo Mundial para la Naturaleza (más conocido como WWF, por sus siglas en inglés).
Denominado “Proteger a las personas a través de la naturaleza”, el trabajo plantea que actualmente se llevan a cabo labores extractivas o de tala en 114 de los 229 de los espacios protegidos, los cuales cubren más de 279 millones de hectáreas (Has) equivalentes al 0,5% de la superficie terrestre y posibilitan de manera directa la vida de 11 millones de personas. Se trata de una temática especialmente sensible para sectores como el minero o el petrolero, cuyo desarrollo depende en creciente medida del consenso social.
Según el relevamiento, que fue difundido en el país por la Fundación Vida Silvestre, otras amenazas latentes tienen que ver con la sobrepesca y el uso insostenible de recursos hídricos. “La mitad de los sitios actúan en la prevención de inundaciones y en la estabilización del suelo, mientras que dos tercios de ellos son importantes fuentes de agua”, puntualiza el reporte.
Vale destacar que los bosques ubicados en estas áreas contienen unas 10.500 millones de toneladas (Tn) de carbono y contribuyen en forma decisiva con el desarrollo de las economías locales a través del turismo, la recreación y el aprovechamiento sustentable de sus materias primas.
A decir de Marco Lambertini, director general de WWF Internacional, el sector privado debería abstenerse de realizar actividades que puedan degradar los espacios del Patrimonio Mundial y no otorgar financiamiento a proyectos que incluyan actividades industriales dañinas para ellos, al tiempo que los Gobiernos nacionales tienen la obligación de someter a las multinacionales a los más altos estándares de responsabilidad y administración corporativos. “Las áreas protegidas pueden y deben desempeñar un papel clave en el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, sostuvo.
El caso argentino
La Argentina alberga cuatro de los 229 sitios de Patrimonio Mundial y tres de ellos figuran como amenazados en el informe de WWF. El único lugar que permaneció ajeno a las preocupaciones ambientales fue la Península Valdés, en Chubut.
En cambio, el estudio puso el foco sobre las actividades potencialmente perjudiciales para el Parque Nacional Iguazú (en Misiones), el Parque Nacional Los Glaciares (en Santa Cruz) y los Parques Naturales
Ischigualasto-Talampaya (que comparten San Juan y La Rioja). Mientras que en suelo misionero la inquietud esencial de WWF pasa por la tala indiscriminada de árboles, en los últimos dos casos se relaciona específicamente con la extracción de recursos naturales.
La entidad es la mayor organización independiente dedicada al cuidado del medio ambiente. Su misión es detener la degradación del planeta y construir un futuro en el que los seres humanos vivan en armonía con la naturaleza.
Fundada en 1961, en Suiza (donde se ubica su sede central), por estos días cuenta con alrededor de 5 millones de miembros y está a cargo de una red mundial de 27 organismos nacionales, cinco organismos asociados y 22 oficinas de programas que trabajan en más de 100 países. ›|‹