En el ajetreado camino por volver al cumplimiento de lo que establece el marco regulatorio, el Gobierno se comprometió a mantener relativamente constantes los ingresos de las empresas de distribución de electricidad en la carrera que suelen enfrentar con la inflación. Por eso, Edenor y Edesur esperan que en la última parte del año el ENRE, el organismo que regula el sector, les otorgue una suba adicional del 10% por encima de los ajustes ya anunciados para este año. Esa cifra compensará el incremento de costos del primer semestre y tendrá un impacto estimado de un 3% sobre las facturas finales de los consumidores residenciales. Así lo confirmó el presidente de Edenor, Ricardo Torres, en una convocatoria a la prensa para presentar el rediseño de la marca de la empresa. Sin embargo, no mostró apuro para que esa promesa se concrete. «Los tiempos los define el Gobierno», explicó ante la consulta de los periodistas.
Tras los aumentos del primer trimestre, que comenzaron en enero, a Edenor y Edesur les queda este año un nuevo ajuste, del 19% (sumará 8% a la factura final), que en los papeles debería ocurrir en noviembre, aunque esa fecha no está firme. Y otro del 18% en febrero de 2018.
En paralelo, el Gobierno deberá definir cuál es el ajuste para los otros eslabones de la cadena eléctrica y revisar el precio mayorista de la energía, clave para reducir subsidios. Eso se sumará a los ajustes para las distribuidoras.
Tras la recomposición de tarifas, Edenor se lanzó al proceso para cambiar su identidad de marca. Eso también incluye la renovación de sus oficinas comerciales, la digitalización de procesos, la incorporación de tecnología y la adecuación del modelo de gestión a los conceptos de eficiencia y cercanía.
«Implica mucho más que un cambio de imagen, es el inicio de un proceso de evolución que busca alcanzar la vanguardia del negocio de distribución eléctrica», dijo Ricardo Torres, presidente y director general de Edenor.
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