Según Walter Lanosa, CEO de Genneia
La Argentina está en condiciones de desplazar por costo más de 6.000 de los 25.000 megawatts que utiliza por vías convencionales para obtener electricidad. Así lo cree el CEO de Genneia, Walter Lanosa, quien cree que es hora de aprovechar a escala industrial las oportunidades que brindan las fuentes energéticas alternativas.
Para lograr al fin una presencia significativa dentro de la matriz energética nacional, las energías renovables deberán sortear una serie de importantes desafíos bajo las nuevas normas vigentes. Así lo cree Walter Lanosa, CEO de la distribuidora y operadora Genneia, quien el 14 de julio disertó en el Centro Argentino de Ingenieros (CAI) en conmemoración del Día Nacional de la Energía.
“El país presenta una realidad propicia para invertir en generación eléctrica, sobre todo mediante vías renovables. Los dos grandes pilares para salir de esta crisis son, de hecho, la eficiencia energética (es decir, la creación de una cultura de ahorro) y el desarrollo de las fuentes alternativas”, expresó el directivo.
A su entender, en cualquier escenario que se proyecte para los próximos cinco años, la Argentina requerirá como mínimo 7.000 megawatts (Mw) para hacer frente a sus necesidades eléctricas. “A tono con esos requerimientos, en los últimos tres meses se adjudicaron 3 gigawatts (Gw) de potencia que durante el verano se sumarán a los 19 Gw ya instalados”, cuantificó.
Según sus palabras, hasta hace poco tiempo nadie vislumbraba esta posibilidad. “Hubo decisión política, convicción y coraje para afrontar la crítica situación del sector”, destacó.
De todos modos, advirtió, el parque generador se encuentra en buena medida obsoleto. “Un 20% o 30% del parque térmico se halla indisponible de manera recurrente desde hace 10 años. Y no es un secreto que la situación de la administradora CAMMESA no es la mejor. Mantiene una deuda de $ 25.000 millones con las distribuidoras”, añadió.
Históricamente, indicó, la matriz energética argentina se concentró en un recurso costoso y escaso, como el gas natural. “Disponer de una materia prima no significa aprovecharla, sobre todo cuando no hay garantía del retorno de las inversiones. Esto llevó a importar combustibles fósiles por más de u$s 10.000 millones anuales, déficit que seguirá siendo un problema hasta que logremos transformar la matriz”, anticipó.
No es posible, acotó, imaginar un país sin energías renovables para el período 2015-2035. “En cualquier escenario proyectado será preciso diversificar la matriz. Pero para avanzar en esa dirección habrá que derribar muchos mitos”, sostuvo.
Costos competitivos
A decir de Lanosa, hoy por hoy las fuentes renovables son perfectamente competitivas. “Están en condiciones de desplazar por costo más de 6.000 de los 25.000 Mw que estamos utilizando para obtener energía eléctrica”, señaló.
El costo total de los 3 Gw que acaban de ser adjudicados, detalló, rondará los u$s 130 o u$s 140 por kilowatts/hora (Kwh). Cada vez que hablamos de emergencia o crisis, estamos dejando de hablar de eficiencia, competitividad y planificación. En poco tiempo más, las energías eólica y solar serán las más competitivas en muchos países. “Para 2030, incluso, serán las más económicas a nivel mundial. La Argentina debe aprovechar esta oportunidad”, proyectó.
El país, precisó, tiene la tercera reserva eólica mundial y la segunda solar. “Teóricamente, podríamos cubrir el 100% de nuestras necesidades energéticas internas. Por lo pronto, tenemos la posibilidad de desarrollar rápidamente hasta 6 Gw con energía de biomasa y biocombustibles. Tengamos en cuenta que una parte importante del parque generador requiere gasoil importado”, afirmó.
A su entender, el segmento podría reactivar la mano de obra local. “Más allá de la actividad asociada a los grandes parques eólicos y solares, la autogeneración residencial también desarrollará nuevos puestos de trabajo”, agregó.
La Argentina, aseguró, aún está lejos de países vecinos con menor calidad de recursos, pero más decisión política y superiores condiciones normativas. “El caso más claro es Brasil, líder sudamericano en términos de energía eólica, con 9 Gw instalados”, ejemplificó.
El cambio de Gobierno, aseguró, mejora las posibilidades para todo tipo de inversiones. “La salida del default, la normalización cambiaria y el dictado de la Ley 27.191 establecieron una declaración de voluntad de alcanzar objetivos claros e impuso obligaciones de consumo a las industrias. En ese sentido, los industriales no deben tenerles miedo a las energías renovables. Éstas pueden desarrollarse de manera competitiva”, recalcó.
Algunas críticas
De acuerdo con Lanosa, aunque resultan positivas las últimas normas que se han dictado, no son del todo coherentes con los objetivos propuestos a la hora de ofrecer alternativas a los industriales. “¿Cómo pueden lograr cumplir con lo impuesto? Lo único que tienen hoy es la opción de esperar la obtención de precios razonables en la licitación de agosto. Se necesitan mayores certezas para sortear los desafíos de un sector eléctrico en crisis”, cuestionó.
Los incentivos de la ley son interesantes, aseveró, pero no determinantes para que se efectivicen las inversiones. “Si el marco es claro, las oportunidades aparecen y la competencia surge naturalmente. Pero el éxito de las energías renovables no pasará por los incentivos, sino más bien por la transparencia en los procesos, el rigor en el cumplimiento y la planificación a largo plazo. Debe imponerse el respeto por las relaciones jurídicas entre el sector público y el privado”, subrayó.
Salir de esta situación de emergencia energética, anticipó, tomará al menos cinco años. “Adicionalmente, hay grandes retos en materia de infraestructura. A fin de asegurar un plan de desarrollo de 10.000 Mw de energías renovables para 2025, necesitamos reforzar la red de transporte eléctrico del país. A todo esto hay que sumar el cumplimiento de los compromisos firmados en la COP21”, completó.
El potencial de energías renovables, puntualizó, supera largamente la meta de un 20% de participación en la matriz para 2025. “Pero parece difícil alcanzar ese objetivo teniendo en cuenta la suspensión de los contratos preexistentes y el establecimiento del nuevo marco, sin mencionar las dificultades en el acceso a la financiación”, criticó.
Desde su óptica, hay expectativas sobradamente fundadas en cuanto al crecimiento de las fuentes renovables. “No obstante, hacen falta señales más concretas de apoyo financiero, además de conjugar el desarrollo de la industria local con la baja de costos, flexibilizar trámites y mecanismos de importación, y promover la formación de recursos humanos capacitados (sobre todo faltan ingenieros eléctricos). Todavía estamos un 20% o un 30% por debajo de países como Perú o Uruguay en costos de inversión. De todos modos, soy naturalmente optimista, porque sé que no hay otra alternativa que apoyar el desarrollo de las fuentes renovables”, concluyó. ›|‹