Por Carlos Balboa
El incesante incremento de los costos está obligando a muchas empresas a revisar a la suba sus presupuestos originales, reformular sus programas de trabajo o directamente suspender sus actividades.
El caso de la brasileña Vale –que decidió abandonar el megaproyecto Potasio Río Colorado debido a la duplicación de los costos inicialmente proyectados– es de seguro el más emblemático, pero no el único. Cada vez son más las mineras del medio local que se ven obligadas a actualizar sus presupuestos, alterar sus cronogramas de trabajo o incluso paralizar sus actividades por la presión inflacionaria.
En palabras del CEO de Vale, Murilo Ferreira, el país exhibe “una brecha insalvable en relación con el costo de los materiales, el de los recursos humanos y las tasas de cambio”. Pero no es el único ejecutivo que se anima a criticar el actual escenario sin mayores tapujos.
A decir de Ignacio Bustamante, presidente ejecutivo de Hochschild, la Argentina ofrece desafíos muy distintos a los de otras plazas mineras. “Y de todos esos retos, el más grande es sin dudas la inflación, especialmente en cuanto a los costos laborales”, sentencia.
Alberto Trunzo, presidente de Bórax, también admite su preocupación por la constante pérdida de rentabilidad. “Esta tendencia obedece a que la inflación en dólares viene erosionando el tipo de cambio real”, explica.
E incluso Héctor Laplace, secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA), cree que el alza de costos es la causa número uno del retraso en las obras de varios proyectos en construcción. “Nadie puede negar que una tasa inflacionaria del 20% ó 25% escapa a la regla general de Latinoamérica”, sostiene.
Casos principales
A fin de dimensionar lo que representó para Vale su salida del país, debe considerarse que la minera prefirió dar por perdidos los u$s 2.000 millones que llevaba invertidos antes que continuar con la iniciativa, cuyo costo iba a totalizar unos u$s 12.000 millones. “Se trata del doble de los
u$s 6.000 millones presupuestados en 2009, cuando le compramos el proyecto a Río Tinto”, detalla Adolfo Durañona, asesor legal de la compañía y apoderado de Potasio Río Colorado.
El desarrollo de otro megaemprendimiento minero, el binacional Pascua-Lama, también ha sufrido vaivenes presupuestarios y demoras significativas. De hecho, su puesta en marcha iba a darse este año, pero la inflación de este lado de la Cordillera y los problemas normativo-ambientales del lado chileno retrasarán al menos 12 meses más su inauguración.
Barrick explicó la decisión a partir de “una productividad menor a la esperada y distintos componentes que han presionado sobre los costos”. En concreto, su inversión final sería entre un 50% y un 60% mayor que la prevista: podría trepar desde
u$s 5.000 millones hasta unos u$s 8.500 millones.
Además de lidiar con el actual contexto inflacionario, Cerro Negro –la tercera gran esperanza de la minería local– deberá enfrentarse a un inconveniente adicional: el proyecto de Goldcorp tendrá que sortear la elevada conflictividad sindical que hoy vive Santa Cruz.
También pueden destacarse los casos de Silver Standard en Pirquitas (Jujuy), Minera Andes en Los Azules (San Juan), Mansfield en Lindero (Salta) y MCC en Sierra Grande (Río Negro), entre otros.Según John Smith, CEO de Silver Standard, ya no hay forma de eludir el impacto negativode las subas de precios dentro dela actividad. “Nuestro gasto en Pirquitas crece, al menos, un 30% por año, mientras que el tipo de cambio varía menos que eso”, puntualiza.
En Los Azules estaba contemplado un desembolso de u$s 2.700 millones para la primera etapa de desarrollo. Sin embargo, las últimas estimaciones de Minera Andes reflejan la falta de viabilidad de la iniciativa, por lo que la firma se encuentra rediseñando su plan de trabajo.
Para avanzar en Lindero, Mansfield ya había culminado exitosamente los análisis de factibilidad, pero tras lo sucedido con Vale la empresa ha decidido “desensillar hasta que aclare”. En efecto, llevará a cabo una reevaluación técnica y un replanteo presupuestario.
Y en Sierra Grande la situación se vislumbra aún más crítica, ya que al contexto inflacionario se suman las restricciones de contratación de transporte marítimo que rigen desde esta temporada. “Éstas elevan nuestros costos de producción y nos impiden contratar buques para exportar”, señala el gerente general de la china MCC, Cheng Qifang. ›|‹