Las petroleras tenían acordado con el Gobierno un aumento en los precios de los combustibles para aplicarse en octubre. Pero el Ministerio de Energía les consiguió una rebaja en los costos -el petróleo crudo que comprar para refinar- y lo postergaron para noviembre. Ahora, a 10 días del cambio de mes, las compañías insisten en su necesidad de obtener una remarcación en los surtidores dentro de los próximos 15 días. Firmas como YPF, Shell, Axion argumentan que sus costos están en dólares y que la devaluación les provocó un aumento del 50% en sus erogaciones. Hasta ahora, aplicaron cuatro aumentos, que acumulan un 31% de incremento al público. Las compañías quieren una recomposición de entre 7% y 8%, pero en el Gobierno evalúan a esa cifra como excesiva. Aunque no lo dicen en público, en las petroleras creen que el Poder Ejecutivo cederá y otorgará algún incremento, pero menor al que piden las empresas. A mediados de agosto, las petroleras pactaron un menor precio del crudo doméstico. Es decir, el importe del petróleo local que las compañías convierten en combustibles. A ese valor se lo llama precio del barril «criollo», porque excede la cotización del mercado internacional. También se lo denomina «sostén», porque permite que la industria conserve puestos de trabajo. Los productores locales reciben más dinero por su barril de petróleo (entre u$s 52 y u$s 63) que el valor internacional de ese producto (entre u$s 50 y u$s 51). En los últimos dos meses, el valor del barril «criollo» retrocedió entre 2% y 6%, por un acuerdo entre los jugadores de la industria. Las petroleras esgrimen que hay un desbalance negativo entre lo que crecieron sus costos y lo que pudieron trasladar a precios. Hablan de una caída en el margen de refinación. Fuente: Clarín.
Comentarios: