Negociación paritaria
Las operadoras quieren que la jornada laboral de los servicios vinculados a la perforación se divida en tres turnos de ocho horas. El sindicato petrolero de Neuquén se opone. Implicaría un recorte del 40% de los ingresos.
Las cámaras petroleras buscan incluir en la mesa de negociación por las paritarias un tema antipático para los gremios: la reformulación del régimen de trabajo en los yacimientos, un reclamo de la industria privada que cobró impulso en los últimos meses al calor de la crisis internacional del petróleo.
En concreto, las grandes operadoras –con YPF, Pan American Energy (PAE) y Pluspetrol a la cabeza– quieren que, en lugar de extenderse en dos turnos de 12 horas cada uno, la jornada laboral para el personal empleado en servicios relacionados a la perforación de pozos se divida en tres turnos de ocho horas. Es una medida paliativa: frente al descenso de la inversión en los yacimientos producto de la caída del precio del petróleo, las operadoras apuntan a diluir el ajuste de la inversión y de la actividad modificando la cantidad de tiempo por turno de trabajo. Desde su óptica, es una manera de implementar el recorte de la inversión sin reducir significativamente sus planteles. Según cálculos que circulan en la industria, si no se cambia el régimen laboral, el ajuste provocará alrededor de 5.000 despidos sólo en el área de perforación, la más afectada por el recorte de Capex de los productores. En total, son 8.300 las fuentes de trabajo que están en riesgo.
La intención de las empresas es colar la discusión en la negociación por paritarias abierta con los gremios petroleros la semana pasada. Se trata de incorporar la discusión por la productividad en la mesa con los sindicatos. YPF y PAE, los dos grandes jugadores de la industria, comparten la visión. Saben que, a contramano del discurso del Gobierno, el segundo semestre del año encontrará a las grandes operadoras con una tendencia a la baja de la actividad. En especial a YPF, que está inmersa en una reestructuración a partir del cambio de autoridades que aún tiene un destino incierto. Su nuevo presidente, Miguel Ángel Gutiérrez, se reunió la semana pasada con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, para estar alineado en la postura. Incluso el presidente Mauricio Macri está al tanto de la estrategia.
La primera respuesta de los sindicatos era la esperable: Guillermo Pereyra, líder del Sindicato de Petróleo y Gas Privados de la cuenca Neuquina, principal núcleo de interés de YPF, se opone a la readecuación del régimen laboral. Su argumento es lógico: reducir de 12 a 8 horas la jornada diaria implicaría asumir un recorte de alrededor del 40% en el ingreso de los trabajadores. A cambio: las petroleras se comprometerían a mantener los puestos de trabajo. En cambio, otros sindicatos podrían aceptar la propuesta de los privados si la promesa de no despedir es creíble.
Productividad
“Los temas de productividad se vienen discutiendo desde comienzos de año, en particular el punto de ir hacia un régimen de tres turnos de ocho horas en lugar del sistema actual de 12×12. Ése es el tema más importante que se está empezando a discutir con los sindicatos de Neuquén y Chubut”, explicó a El Inversor Energético & Minero un encumbrado ejecutivo de la industria.
Mientras tanto, representantes empresariales y sindicatos se verán las caras esta semana para seguir discutiendo la paritaria petrolera. La Ceph, la entidad que nuclea a los productores de hidrocarburos, podría ofrecer un aumento salarial del 30% a efectivizarse a partir del 1 de julio y hasta el 30 de junio del año que viene. Eso implicaría asumir un incremento del 15% durante el segundo semestre que, diluido en todo el año, representaría una suba inferior al 8%.
Con ese mar de fondo, hay algo que en la industria parece estar claro: salvo un rebote inesperado del precio internacional del petróleo –que hoy amaga con trepar hasta los u$s 50 y allí debería quedarse según la mayoría de los análisis–, lo que resta de 2016 y todo 2017 será un período de amesetamiento.
Los números no dejan lugar a dudas. YPF, mayor jugador del mercado, invertirá este año cerca de u$s 4.500 millones. Es una cifra alta si se la compara con los últimos años de Repsol al frente de la compañía –se desembolsaban cerca de u$s 2.200 millones–, pero baja si se la compara con el Capex de la empresa en 2015, que se acercó a los u$s 6.000 millones. Para el año que viene, la inversión en upstream debería pronunciarse en la misma línea.
Según estadísticas hasta fines de abril, hoy en día hay 81 equipos de perforación en actividad, 47 menos que en abril del año pasado, cuando existían 128 unidades de drilling activas. Sólo YPF bajó de 79 a 56 los rigs operativos desde ese mes hasta la fecha. El escenario que viene no será sencillo. ›|‹