Las dificultades para negociar con un grupo privado de estrecha relación con el gobierno de Cristina Kirchner, además de una propuesta económica que dejaba a la estatal Petrobras fuera del control del negocio, llevaron a la dirección de la empresa a abortar la negociación con Cristóbal López. Según Clarín, también influyó, aunque en distinta medida, la política doméstica brasileña que puede someter a la compañía al escrutinio del Congreso y, sobre todo, a la oposición. Al sopesar todos esos elementos, y considerar que la propuesta de López era “inadecuada”, el directorio de la petrolera estatal resolvió “no aprobar la operación”, pero sin que eso “altere el plan de desinversión” en la Argentina. No fue por casualidad que la presidenta de la empresa María das Gracas Foster declaró en Diputados que Petrobras no piensa salir completamente de la Argentina. El caso de la Argentina, donde la rama internacional Petrobras Participaciones posee un 67,2 por ciento de las acciones de su subsidiaria PESA (el resto cotiza en Bolsa), podría haber quedado en la mira de los diputados si la operación continuaba en los términos del grupo Indalo. Según anunciaron sus ejecutivos, la intención era llevarse un 51 por ciento de las acciones, a 900 millones de dólares. Si bien los planes de “desinversión” de Petrobras siguen vigentes, lo cierto es que la compañía no pretende ceder su capacidad de decisión sobre la estrategia de las empresas. Al no cerrar las puertas a una futura asociación en PESA con capitales argentinos, queda YPF como alternativa. Lo cierto es que la venta de activos argentinos generó mucha polémica dentro de la propia compañía brasileña.