El ministro de Energía, Juan José Aranguren, aseguró que las represas hidroeléctricas del río Santa Cruz «son parte del potencial energético de la Argentina» y que, con «los cambios necesarios» respecto del proyecto original, pueden constituir aprovechamientos compatibles con el cuidado del ambiente.
En un artículo denominado «Las represas del Sur necesitaban cambios» que se publica hoy en La Nación, el ministro consideró que de esa forma se puede «atender parte de las necesidades de energía de los hogares, industrias y comercios» de la Argentina.
Los dichos del ministro son en respuesta a un editorial de ese medio publicado el sábado pasado donde se destacaba «la necesidad de revisar y examinar en profundidad el proyecto, en lugar de convalidarlo sin análisis alguno».
Aranguren destacó una coincidencia con el diario al afirmar que «la continuidad de las obras sin una profunda revisión y análisis previo hubiera significado convalidar ciertos aspectos del proyecto que no podían de ningún modo aceptarse».
El ministro dividió su extenso artículo en cinco aspectos: técnicos, ambientales, jurisdiccionales e institucionales, comerciales y económicos y otros.
En cuanto al aspecto técnico afirmó: «Hemos acordado reducir la potencia total del aprovechamiento, reduciendo de 11 a 8 las turbinas a instalar sin afectar, sin embargo, la energía total por generar, modificando el método de despacho».
«Con la configuración actual, habiendo eliminado tres máquinas, ambas centrales generarán igualmente 5.000.000 de megavatios hora por año. La misma energía generada, pero con menor inversión y por lo tanto con ahorro para los argentinos», consideró.
Y añadió: «Propusimos reducir la cota (altura) de la represa Néstor Kirchner, que es la que está más cerca del lago Argentino, con el objeto de asegurar el desacople de esa represa respecto del lago y los glaciares».
También criticó que el proyecto original «no preveía la conexión de las nuevas centrales de generación con el sistema de transporte de energía nacional; era un proyecto de dos centrales de generación eléctrica para enviar energía a ninguna parte; hemos redefinido el proyecto, incluyendo las obras necesarias para permitir su aprovechamiento en forma eficiente», aseguró.
Respecto de los aspectos ambientales, dijo: «Hemos realizado un estudio con expertos independientes que han certificado el ‘desacople’ del emprendimiento respecto del lago Argentino y los glaciares con la reducción de la cota de la represa superior, ubicada a 130 kilómetros del lago Argentino; se aseguró entonces que éstos no estarán afectados por la operación de las represas».
El editorial de La Nación menciona particularmente el posible impacto de las obras en el estuario del río Santa Cruz: «Sobre eso, es necesario decir que el régimen del río no va a variar respecto del natural, por lo que no se esperan efectos en su desembocadura en el Mar Argentino. En efecto, el caudal que recibirá cada una de los aprovechamientos será el mismo que el que saldrá de ellos, de modo que nada de los ambientes físico, biológico y socioeconómico observará diferencias luego de realizadas las obras», indicó el ministro.
En materia jurídica e institucional, dijo: «Nuestra administración ha planteado y acordado con la provincia de Santa Cruz la necesidad de adecuar el convenio a la ley federal de energía eléctrica (ley 15.336), de manera de asegurar que los derechos de explotación de la energía se reserven al Estado nacional, encargado de la ejecución y del costo de las obras, manteniéndose para la provincia, de acuerdo con la ley, la compensación del 12% sobre los ingresos, relacionada con la utilización de recursos naturales cuyo dominio originario le corresponde a la provincia».