Un 90% de las operadoras instaladas en el país llevan a cabo alguna clase de control de sus actividades abriéndole sus puertas a la participación comunitaria. No obstante, el gran déficit del segmento sigue siendo la comunicación en los grandes medios. “Todavía se dice erróneamente que Alumbreara usa cianuro o que Pascua Lama afectará a los glaciares”, advirtieron desde la CAEM.
Casi el 90% de las mineras instaladas en la Argentina lleva a cabo algún tipo de monitoreo participativo. Así lo aseguró Bernardo Parizek, directivo de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), quien resaltó los beneficios de implementar una política de “puertas abiertas” en el sector, además de asegurar que su costo no es alto. “Estas acciones sirven para mejorar la imagen de un sector tan injustamente criticado como el nuestro”, indicó.
En ese sentido, consideró fundamental informar con claridad y desmitificar algunas ideas sobre la actividad, que resulta tan controvertida para los medios de comunicación. “El no a la minería es intolerante. Necesitamos un nuevo paradigma. En lugar de preguntar por sí o por no a la minería, hay que debatir cómo llevarla a cabo”, sentenció.
A su entender, falta educación en el tema para la población en general, además de una mejor formación periodística y disponibilidad de personal calificado. “Asimismo, los altos impuestos nacionales que pesan sobre el sector impiden una mejor distribución de las rentas en todo el territorio”, advirtió.
Cómo se realizan
De acuerdo con Héctor Ituarte, co-director técnico de Corplab Latinoamérica, la idea de los monitoreos participativos es que la sociedad toda pueda ver los estrictos mecanismos de control que rigen sobre la industria minera.
“Se trata de la observación repetitiva con objetivos definidos para medir parámetros contaminantes u otros elementos en un sistema natural o industrial. Y son participativos porque la propia comunidad hace los controles, con entidades como Corplab y las mineras involucradas presentes”, explicó.
Según sus palabras, los representantes son electos en asambleas y ellos mismos eligen los lugares donde se efectuarán. “Las muestras de calidad de agua son llevadas por dichos representantes a los laboratorios certificados internacionalmente. Luego se presentan a la comunidad los resultados obtenidos (que se entregan en mano), se comparan con los datos históricos y se eligen a los próximos participantes. Todo este proceso se realiza en dos días (uno para muestrear y otro para los análisis)”, detalló.
Corplab viene realizando estas tareas en el país desde 2008. “Aprendimos de países con experiencia minera muy importante, como Perú, que explota minerales desde hace siglos. Tenemos sedes en varios países. Nuestras sedes de Lima y Pisco, en Perú, y San Juan, en la Argentina, están específicamente enfocadas en la labor minera, en colaboración con Barrick, Troiy y Xstrata Copper. Actualmente, en San Juan se están haciendo dos monitoreos por año (ésa es la cantidad recomendada por las variaciones estacionales que presenta la provincia)”, comentó.
Mejoras continuas
Roberto Montero, superintendente de Metalurgia en el Laboratorio Químico de Minera Alumbrera, recalcó que la firma hace monitoreos trimestrales de descargas aguas abajo con universidades y la comunidad.
“La participación comunitaria comienza en casa. La gente que está dentro de nuestra compañía conoce cómo trabajamos y son la semilla que debe difundir nuestra operatoria en el seno comunitario. Es un trabajo que no se ve tanto, pero que viene creciendo. Y después de la casa, la información debe seguir en la escuela”, afirmó.
En su opinión, el objetivo pasa por trabajar en un ambiente saludable, libre de lesiones, asegurando la prevención de accidentes, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de las comunidades vecinas, siendo reconocidos por ello. “Nuestra política ambiental apunta a lograr mejoras continuas y sostenidas en nuestro desempeño”, expresó.
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Alumbrera tiene certificado su sistema de gestión integral ISO 14001, norma obtenida ininterrumpidamente desde 2005. “El año pasado certificamos la ISO 9001 en cuanto a la calidad de nuestros procesos de toma de muestras de agua, entre otras normas internacionales (la ISO 9001 en el tratamiento de efluentes, la ISO 17025 en el análisis de aguas, etc.)”, agregó Montero.
Desde hace 13 años la minera aplica un programa de desarrollo comunitario destinado a promover el desarrollo sustentable en las localidades vecinas a su yacimiento, junto con un programa de desarrollo de liderazgo para sus empleados. “Apuntamos a optimizar la capacidad y el valor de nuestros recursos, plantas y equipos. A través de la mejora continua, queremos mantener bajos nuestros costos para elevar nuestra competitividad. Cada gerencia de Minera Alumbrera trabaja de la misma manera: no miramos la producción, el medio ambiente y la seguridad como esferas separadas, sino que cada área se esfuerza de un modo mancomunado”, completó.
Las dos minerías
Para Parizek, los monitoreos participativos dentro del ámbito minero son prácticas esenciales en una sociedad cada vez más dependiente de los metales. “Prueba de ello es que, en los últimos años, la demanda de estos recursos está superando el crecimiento poblacional”, manifestó.
A diferencia de otras, aclaró que la industria metalífera es de largo plazo, ya que los proyectos se desarrollan en 10, 15 ó 20 años. “A esta clase de minería metalífera hemos llegado tarde: nuestros vecinos Chile y Perú, y países industrializados como Australia y Canadá, la explotan hace mucho, por lo que tenemos mucha experiencia ajena para aprender y aplicar”, reflexionó.
El experto especificó que la minería no metalífera es de baja escala (generalmente sin control), posee más historia y aceptación social, promueve una buena demanda de mano de obra (aunque la precariedad laboral es alta) y por lo general cuenta con el respaldo de los municipios. “La metalífera, en cambio, está dividida en etapas (prospección, exploración y explotación u operación), suele ser de gran escala y acotada en el espacio, se encuentra amparada por una ley moderna (aunque faltaría una mejor normativa de cierre), carece de aceptación social (sobre todo por falencias en la comunicación, que afortunadamente están siendo superadas) y dispone de agencias de desarrollo y fondos fiduciarios que la apoyan (aunque la capacidad distributiva de la renta minera en las provincias aún es baja)”, culminó.