Los dueños de estaciones amenazan con reducir el servicio si no se contiene el reclamo gremial

El sindicato pide un aumento de hasta el 40%

Las Pymes del sector sostienen que perdieron rentabilidad porque el costo salarial creció más que sus ingresos. Dicen que si el gremio no contiene sus reclamos para este año, las estaciones podrían cerrar por la noche y los fines de semana.

Surtidor

Faltan apenas días para comenzar la discusión salarial y los expendedores de combustibles admiten que están preocupados. Es que el sindicato nacional anticipó que reclamará como mínimo un 30% de aumento, mientras que en algunas provincias la cifra se extiende al 40%.
Lo que observan, dadas las condiciones de la industria, es que en 2016 los valores de las naftas y gasoil al público no alcanzarán esta cifra de incremento. Ésa es la principal fuente de recursos para las empresas. Al menos es lo que ocurrió el año pasado, explica Oscar Díaz, secretario de la Confederación que reúne a propietarios de bocas de expendio de todo el país (Cecha). “Existe inquietud a partir de la situación que se presenta con la cotización del barril de petróleo y su repercusión en el precio final de los combustibles”, reconoce. “Las estaciones de servicio YPF, que operan con el sistema consignado, sufrieron en 2015 un fuerte impacto en su rentabilidad debido a la falta de correspondencia entre el incremento de los costos operativos y el ingreso por la venta de productos”, completa Díaz.
En 2015, los combustibles subieron un 15% y los sueldos, un 36,4%. Aun agregando el último aumento del 6%, existe un desfasaje importante que repercute negativamente en la rentabilidad debido a la incidencia que el costo laboral tiene en la actividad. “Resulta necesario reformular el sistema de manera tal que el margen del operador se adecue a sus propios costos operativos y no quede atado a los vaivenes del precio, sobre todo en momentos como el actual, en que existe una alta volatilidad”, enfatiza el directivo.
El problema de fondo no parecen ser sólo los salarios, sino las comisiones que perciben los estacioneros que operan con el sistema consignado. Según estadísticas de Cecha, desde 2005 el costo para mantener un playero ascendió un 1.900%, mientras que el ingreso por el combustible sólo trepó hasta el 600%. Ese número explica por qué desde esa fecha atendían a 5.583 estaciones y hoy lo hacen 4.429, es decir, un 20% menos.
En esa dirección, el control de los precios de la nafta por parte de las petroleras y el anterior Gobierno no permitió que las estaciones manejen su margen operativo y obtengan rentabilidad de su ejercicio, por lo que más allá de que el precio del crudo continúe a la baja y los de las naftas aumenten progresivamente, las ganancias serán siempre las mismas. “Están cerrando estaciones en las grandes ciudades, ya que no pueden mantener grandes terrenos en esquinas (habitualmente son predios de 30×30) y la gente debe hacer más recorrido para cargar combustible. YPF quiere manejar el mercado a costa del resto”, apunta el ejecutivo.
Los números tampoco son buenos cuando se los compara con los de la región, desde el punto de vista de los dueños de las estaciones. En 2007, el litro de nafta Súper en el país costaba, en promedio, $ 2,23, mientras que brasileños y chilenos pagaban casi dos veces más, de manera que, por mucho, los precios más bajos de Sudamérica pertenecían al país. Ocho años después, la pirámide se invirtió únicamente para la Argentina: está segunda entre los países con combustibles más caros de la región, sólo detrás de Uruguay.

Decisiones críticas

De seguir así, los estancieros deberán tomar decisiones que hasta podrían repercutir en la prestación del servicio. Sucede que si se confirma el pedido del sindicato de pagar el 100% extra de las horas trabajadas durante los días no hábiles, puede que la actividad deba transformarse. “Éste sería el empujón que nos llevaría a tomar determinaciones claves, como cerrar los fines de semana y durante la noche de lunes a viernes o atender ocho horas por día, como cualquier comercio. Pueden ser pasos a seguir si no se mejoran las condiciones”, asegura Díaz.
El planteo desde la mirada del directivo es claro: a dichos establecimientos cuesta mantenerlos tres veces más que un local promedio, ya que al atender 24 horas requieren una rotación de personal constante cada dicho período.
La creciente ola de robos que sufre la actividad también plantea que no se justifique permanecer abierto la jornada entera, por el riesgo al que se ven expuestos los empleados y por cuestiones financieras. “Lo conveniente es tener un staff de gente a la que uno le pueda dar capacitación y a la vez incentivos. En un mercado tan competitivo, es fundamental tener los recursos humanos adecuados, imagen y atención al público”, reconoce.
Las petroleras no podrían establecer una medida en cuanto a una nueva reglamentación en el negocio. “Lo estamos analizando entre estancieros, porque no es un tema que les corresponda. Es un aspecto puramente privado de cada uno de los expendedores. Cada operador tiene derecho a manejar la estación de servicio, máxime si no encuentra la rentabilidad adecuada”, afirma el directivo. ›|‹

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