Se espera una continuidad en el repunte del valor del cobre, el níquel y el zinc hasta fines de 2019. No obstante, el sector metalífero continúa presentando un alto nivel de riesgo frente a los cambios en la economía mundial.
La tendencia alcista en la cotización internacional de los metales básicos se mantendrá hasta fines del año que viene. Así lo proyecta el grupo crediticio de origen francés Coface. Esta estimación, de todos modos, no significa que el rubro esté exento de riesgos.
Según la entidad, el mercado metalúrgico viene creciendo desde mediados de 2016 en función de un contexto de expansión económica bien sincronizado, innovaciones tecnológicas que incentivan la producción sectorial y una reducción de la oferta. En ese sentido, remarca que no se había dado semejante auge desde el período posterior a la crisis de 2008.
Junto con la depreciación del dólar estadounidense, estas condiciones provocaron una escalada en los precios de los metales liderada por el cobalto (cuya tasación se multiplicó por cuatro durante el lapso analizado), el zinc (que se duplicó), el níquel (que trepó un 53%), el cobre (44%) y el aluminio (37%).
De acuerdo con Coface, hoy la mayoría de los recursos metalíferos retomó la senda del crecimiento y la rentabilidad. Sin embargo, esta industria sigue figurando entre las más riesgosas en sus evaluaciones crediticias. Sucede que, como los actores más frágiles del mercado global, depende en demasía de la actividad mayorista y no puede evitar un desequilibrio en las relaciones con los clientes de mayor envergadura.
Históricamente, el rubro metalúrgico se ha visto condicionado por las interferencias políticas y las tensiones geopolíticas, cuyo impacto suele traducirse en volatilidad y suba de precios. No obstante, Coface subraya que las medidas proteccionistas adoptadas por Estados Unidos con respecto a los derechos aduaneros para las importaciones de acero y aluminio, y las tarifas anti-dumping para el acero y el hierro en la Unión Europea (UE) sólo impactaron de manera leve sobre los productores de metales en China, que han sabido equilibrar el mercado interno. Además, la implementación de nuevos aranceles para los tubos de acero, los aviones y los automóviles en el gigante asiático no debería impactar de manera sustancial sobre la industria automotriz.
En definitiva, Coface cree que la evolución de la economía planetaria no se ve hasta ahora comprometida, pero eso no implica que la guerra comercial signada por el proteccionismo no acreciente el riesgo de crédito de las empresas.
Lo que viene
Para Coface, la economía mundial ya alcanzó su pico de crecimiento, lo que debería presionar los precios a la baja a partir de 2019. En el corto plazo, de todos modos, la escalada de tensiones seguirá impulsándolos a la suba, lo que beneficiará a los metales básicos vinculados con la demanda de baterías y componentes electrónicos.
Entre diciembre de 2017 y diciembre de 2019, la entidad calcula que el valor del aluminio se elevará un 2%, mientras que el cobre lo hará un 2,4%, el zinc un 14% y el níquel un 18%. En sentido opuesto, el precio del acero podría caer un 19% en dicho período.
Adicionalmente, Coface prevé un retroceso de los metales ferrosos asociado al elevado endeudamiento de las empresas en general. De hecho, remarca que los ratios de deuda neta resultan especialmente elevados tanto en China, donde el segmento se encuentra dominado por grandes compañías públicas, como en Estados Unidos, donde las firmas padecen una mayor exposición a las correcciones en los flujos de tesorería. ›|‹