Quienes los vieron esta semana lo notaron un tanto pálido, con el semblante algo caído, pero con la fuerza intacta. Estaba preparado para seguir. Y hasta se ilusionaba con lograr que las mineras suscriban, en las próximas semanas, un Bono Argentino para el Desarrollo Económico (Baade) para traer, en conjunto, más de US$ 300 millones a la Argentina. Había enviado, en esa dirección, una planilla a las compañías del sector para que cada una especifique la cantidad de divisas que iba a ingresar bajo ese esquema (ver facsímil). Unos días atrás le había asegurado a Carlos Bulgheroni, propietario de la petrolera Bridas, que la tan mentada flexibilización del Baade sería una realidad antes de fin de año.
También había prometido a los estacioneros que monitorearía el establecimiento de una Tasa Vial a los combustibles en diferentes localidades de la provincia, con la promesa de no permitir el incremento de la carga impositiva sobre los dueños de las bocas de expendio. Y tenía pendiente la decisión sobre la extensión de los precios tope a las naftas y gasoil, que caducan la semana próxima.
Sin embargo, ninguna de esas carpetas sumará un nuevo folio. Su vigencia prescribió el 19 de noviembre de 2013. Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior y hombre fuerte del gabinete económico durante los últimos años, dejó su cargo ayer por la tarde y generó el cismo político más importante de los gobiernos kirchneristas por la salida de un funcionario público.
Si bien no eran sus áreas específicas de competencia, los últimos días de Moreno estuvieron marcados por la agenda minera y energética. Confiaba en convencer a los productores metalíferos -por lo general compañías de origen canadiense y europeo- de apuntalar el nuevo Baade, pensado por él como herramienta para palear la sangría de reservas del BCRA. También quería sumar a algunas petroleras y empresas energéticas.
Desde mediados de la presidencia de Néstor Kirchner, el ahora ex secretario de Comercio Interior actuó sobre el sector energético de forma tangencial, pero su participación rara vez pasó desapercibida.Como cuando en 2004, todavía a cargo de la Secretaría de Comunicaciones, le sugirió al ex mandatario la creación de una empresa estatal de energía, que unos meses más tarde se materializaría en la fundación de Enarsa. Lamentablemente para sus intereses, el control de la compañía recayó sobre Julio De Vido, ministro de Planificación, un adversario interno dentro del gabinete, para la idea original le pertenece.