Se prevé que el negocio de la exportación de crudo alcance su apogeo en 2019, aunque la actividad está afectada actualmente por el descenso de los precios en el mercado internacional.
Han pasado ya 35 años del comienzo de la guerra y los 3.400 pobladores de las islas son, desde un punto de vista económico, prácticamente autónomos. Un ejercicio de contraste rápido con la Argentina continental revela que el crecimiento exponencial de la actividad económica que tuvo lugar en los últimos años, aleja cada vez más las pretensiones argentinas para que los habitantes de las Malvinas aten su suerte a los designios de la Casa Rosada. La enorme expansión de la pesca como actividad principal y las crecientes intervenciones derivadas de la exploración de yacimientos petrolíferos en las aguas isleñas han extendido la potencialidad de esa independencia económica. Según la información publicada en los últimos días por la Policy Unit del Falkland Island Government (FIG) para el flamante “State of the Falkland Islands Economy 2015”, en los últimos 5 años el PBI de Malvinas creció a un promedio del 11% anual hasta 2012 y las proyecciones de 2013 y 2014 arrojarían una cifra marginalmente menor. Según el FIG, esto se debe principalmente a la llegada de importantes flujos de inversión que condensó la exploración de hidrocarburos en el mar de las Malvinas, lo que ha atraído también a un gran número de compañías internacionales. Según sostiene el reporte, se espera que el negocio de la exportación de crudo encuentre su apogeo en el año 2019, si bien en la actualidad, con el descenso del precio del petróleo en el mercado internacional, la actividad ha sufrido, en una parte importante, una suerte de corte suspensivo.
A ello hay que agregarle que la explotación ictícola parece haber entrado en una fase de apogeo, con un número creciente de capturas, sobre todo de calamar, que los isleños capitalizan con la concesión de 230 licencias concedidas a buques de bandera española, coreana y de Taiwán, con extracciones de más de 200.000 toneladas anuales.
En esta línea, la publicación del FIG compara el PBI per cápita de Malvinas (u$s122.000) con la de “países” cuyos recursos son fuertes en petróleo y gas: por caso Noruega y Qatar concentran un PBI per cápita de u$s100.000 y u$s94.000 respectivamente, en línea con otros estados como Mónaco (u$s105.000) y Luxemburgo (u$s111.000) según datos del Banco Mundial. Sin embargo, si se quitan los recursos obtenidos por la pesca y la exploración de hidrocarburos, el PBI es de u$s48.000, similar a países como Japón o Austria.
Hoy, la pesca representa un 34,1% (u$s108 millones) del PBI de las islas comparado con el 24,9% resultante de la actividad manufacturera, la minería pero, sobre todo, los procesos vinculados con la actividad de la exploración y explotación petrolera. Un 18% es producto del turismo y la hotelería. La decisión de Gran Bretaña de permitirle al Gobierno de las Malvinas declarar una zona económica de 320 kilómetros alrededor de las islas fue lo que les dio a los isleños jurisdicción sobre las aguas y una transformación: el PBI pasó de u$s8 millones en 1985 a casi u$s60 millones en pocos años.
Si bien hoy la pesca sigue siendo la estrella económica de Malvinas, la virtual caída del petróleo en el mercado internacional ha puesto un punto y seguido en la aventura de los hidrocarburos. De todas formas, el petróleo es la esperanza de los insulares. Los ingresos de estas licencias (sumado a las inversiones) les permitieron a los kelpers tener un fuerte superávit en los últimos años, por lo que en 2013 decidieron constituir un fondo soberano de riqueza de u$s13.000 millones.
Fuente: Ámbito Financiero
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