Según Ignacio Celorrio, vicepresidente de la Cámara Argentina de Empresas de Uranio (CADEU)
La autorización judicial para explorar un área en La Rioja y un presunto hallazgo en Chubut reubicaron el uranio en la agenda minera nacional. Sin embargo, la Cámara que representa a las empresas del sector considera que la falta de organización y financiamiento seguirá sumiendo al segmento en el letargo.
Se avecina otra temporada difícil para el negocio de la exploración y explotación de uranio en la Argentina. Así lo cree Ignacio Celorrio, vicepresidente de la Cámara Argentina de Empresas de Uranio (CADEU) y miembro de la Comisión Directiva de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).
“En el corto plazo, el desarrollo de las inversiones en el sector uranífero argentino seguirá sumamente condicionado tanto por el difícil acceso al capital en los mercados tradicionales mineros como por la situación general del país, con acento en aquellas provincias con mayor potencial probado”, explica el especialista, en diálogo con El Inversor Energético & Minero.
El año comenzó con novedades en La Rioja, donde la Justicia autorizó a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a reactivar su proyecto exploratorio Alipán I (ubicado a 15 kilómetros de la capital riojana), y en Chubut, donde la canadiense U3O8 informó a sus inversores el descubrimiento de una nueva área situada al sur del depósito Laguna Salada (pese a que las autoridades chubutenses negaron la veracidad de dicho anuncio). Sin embargo, Celorrio relativiza la importancia de ambas noticias. “No creo que la situación general regulatoria de la actividad haya tenido avances significativos en los últimos tiempos. Pese a las dificultades que encierra todo pronóstico, no pareciera que el escenario vaya a cambiar en lo inmediato”, asegura.
Dentro de un clima desalentador, en general, tan sólo juzga esperanzador que varios proyectos sigan mostrando un cierto potencial. “De todos modos, se trata más de esfuerzos aislados –lo que en nada quita su valía– que de componentes de un esquema organizado que vislumbre el desarrollo que precisa la Argentina en este rubro. Hoy no hay un esquema de esa índole”, se lamenta.
A su criterio, los temas más candentes del rubro no son, en verdad, nuevos. “Llevan varios años de debate sin que las partes lleguen a un consenso razonable para poder desarrollar racionalmente este recurso”, completa.
Dos polémicas
El juez federal Daniel Herrera Piedrabuena hizo lugar a un amparo presentado por la CNEA: ordenó a la municipalidad de La Rioja que permita reanudar las actividades exploratorias en Alipán I –en las afueras de la capital– y dejó sin efecto la ordenanza 4.930, que declaraba “no tóxico” al municipio.
La medida suscitó el rechazo de la autodenominada “Asamblea Ciudadana Riojana”, agrupación que apenas conocido el fallo convocó a una movilización frente a la gobernación.
Por su parte, Richard Spencer, presidente de la minera canadiense U3O8, comunicó a sus inversores internacionales el descubrimiento de La Susana, al sur del depósito Laguna Salada, en Chubut. A decir del directivo, el hallazgo permitiría a la firma duplicar sus niveles de reservas en el área, además de proveer de uranio a la industria nuclear argentina y exportar a naciones como China, Rusia y Corea del Sur, entre otras.
El ministro chubutense de Hidrocarburos, Ezequiel Cufré, descartó la veracidad de esas estimaciones. “No fuimos informados de ningún descubrimiento y no tenemos ningún pedido de certificación de reservas. Normalmente, lo que hacen estas empresas es enviar información al exterior para someter sus prospectos en la Bolsa, sobre todo en Canadá, Londres o Australia”, explicó.
Según sus palabras, el tema no se encuentra en la agenda del gobernador Martín Buzzi. “Los expedientes de uranio no se han movido desde hace más de un año”, remarcó. ›|‹