Según Julio Ríos Gómez, titular de Gemera
La inversión en exploración pura cayó en 2014 un 50%. Y la actividad está en los niveles de 2003.
Los precios de los commodities mineros, petroleros y agrícolas en caída, las condiciones micro y macroeconómicas, la suba de costos internacionales, las restricciones cambiarias y la falta de capitales no permitieron el desarrollo de todo el potencial proyectado en la actividad exploratoria minera. Julio Ríos Gómez, presidente del Grupo de Empresas Mineras Exploradoras de la República Argentina (GEMERA), analizó para El Inversor Energético & Minero la situación de la industria.
“El sector de exploración, dentro de la actividad minera, tiene particularidades muy especiales: necesita de un buen clima de inversión y no resiste épocas de bajos precios de los productos minerales. En épocas de crisis, las empresas mineras reducen al máximo sus gastos de exploración –especialmente las conocidas como majors–, ya que esos gastos son cargados a los costos de sus actuales minas en producción. Las empresas Junior son las que más sienten esos momentos, ya que el mercado de capitales desaparece y los fondos de inversión emigran hacia otras actividades o rubros más atractivos”, explicó Ríos Gómez y precisó un dato esclarecedor: “La inversión en exploración pura –es decir, en la búsqueda de nuevos depósitos– bajó en 2014 más del 25% en el mundo y en Argentina más que duplicó esa cifra”.
La actividad minera en 2015 presenta un escenario por demás complejo. “La actividad ha caído y mucho desde nuestras previsiones. Se suponía una inversión en crecimiento a partir de 2010 que rondaría los u$s 300-350 millones por año, pero eso no ocurrió. Luego de 2012 –donde se alcanzó un pico de más de u$s 250 millones en inversión de riesgo–, se desplomó a niveles que la Argentina tenía en los años 2003-2004 cuando recién se activaba, nuevamente, la inversión en minería”, detalló Ríos Gómez.
El presidente de la cámara que nuclea a las empresas mineras exploradoras consideró que “en Argentina no hay reglas claras de negocios para las inversiones extranjeras” y especificó cuáles son las principales dificultades que enfrenta el sector: “El doble cambio, el cepo al dólar, los problemas para importar equipos e insumos importados necesarios para la producción de las minas activas y la falta de vigencia en plenitud de la Ley 24.196, con su columna vertebral en la estabilidad fiscal y tributaria por 30 años una vez presentado el proyecto minero”.
Recuperar terreno
“La falta de confianza de los capitales para invertir en el país es producto de actos fallidos, como lo fueron la nacionalización de las AFJP, la supuesta nacionalización de YPF –en realidad, la expropiación de las acciones de Repsol– y los porcentajes de encajes mínimos que obliga el BCRA a los fondos girados desde el exterior”, opinó Ríos Gómez.
La alta volatilidad que muestra la economía nacional es uno de los temas que más preocupan a las operadoras mineras que encuentran su punto de equilibrio en el largo plazo. “La exploración minera necesita reglas claras de juego y sostenidas en el tiempo, de allí los 30 años que propugna la Ley 24.196 para su estabilidad fiscal y jurídica. El negocio minero requiere grandes capitales, de forma continua, hasta poder arribar a resultados económicamente satisfactorios”, expuso Ríos Gómez.
“Cualquier cambio en las reglas de juego lo hacen inestable, y si a eso se suma la ciclicidad propia del negocio, es decir, bajas pronunciadas y continuas de los precios de los commodities, lo hacen especialmente peligroso para la inversión; de allí el respeto irrestricto a leyes que aseguren los beneficios a obtener por esas inversiones, a lo largo del tiempo”, enfatizó el presidente de GEMERA.
Consultado sobre los desafíos que enfrenta el sector, Ríos Gómez consideró vital “devolver la confianza a los capitales extranjeros para que vuelvan a invertir” y agregó: “Sin ese flujo de capitales, será muy difícil para Argentina volverse competitiva frente a otras naciones del continente y acaso del mundo”. ›|‹