Una iniciativa de ACI Comercio Internacional
Por Cristian Reyes, socio gerente comercial de ACI Comercio Internacional
Como operadores logísticos venimos trabajando desde hace años con clientes y colegas del interior de la Argentina, que es donde hemos encontrado nuestro “nicho”. Nuestra visión, fuertemente influenciada por una vasta experiencia en el ámbito aduanero, nos permitió relacionarnos con Cámaras y Federaciones donde confluyen comerciantes e industrias de diversa envergadura, descubriendo un cooperativismo que beneficia a todos. Somos una empresa “porteña” a la que le gusta trabajar para el interior. Conocemos en profundidad las multiples insuficiencias de la geografía política en la que se divide nuestro país (incluso por haber extendido nuestros servicios a países limítrofes como Brasil, Uruguay y Chile comprobamos cierta semejanza en esos territorios). Por esto, nos involucramos en planear servicios especialmente diseñados para esos orígenes y destinos, constatando la satisfacción de aquellos a los que servimos, la mayoría de las veces mucho más rápido que lo que experimentamos con “locales” de CABA y Gran Buenos Aires.
Lamentablemente, venimos comprobando, año tras año, que los costos operativos no sólo crecen por la vorágine inflacionaria, sino también por la ineficiencia de los servicios que prestan los concesionarios privados de recursos nacionales, tales como terminales aeroportuarias, depósitos y zonas logísticas; esto es aún más importante en los perjuicios económicos al costear la cadena completa.
Opinamos que también es corrupción cuando un concesionario privado no es efectivamente controlado por el Estado (no sólo el Gobierno, que oportunamente lo administra, sino además nosotros, los contribuyentes que lo conformamos). Si eso sucede, el privado puede imponer sus tarifas arbitrariamente sin estimar su impacto en el resto de la secuencia económica, olvidando que, en realidad, está prestando un “servicio comunitario”, y a quienes habitualmente llama clientes son en realidad usuarios, en especial cuando no existe competencia que pueda tomarse como alternativa.
Lo peor es que las tarifas de un concesionario privado se incrementan sistemáticamente para cubrir su propia ineficiencia; en general, no racionalizan sino que recurren a los incrementos o a la multiplicidad de cargos aumentando sus ingresos, pero raramente ofrecen mejoras en sus servicios. Por el contrario, cuando planifican racionalizaciones suelen terminar creando mayores exigencias a sus usuarios, pero no autoexigiéndose mejoras en sus propias estructuras.
Focos ineficientes
Nuestros planes de servicios apuntan a “atacar” los focos ineficientes de la cadena. Quizás no podamos bajar nuestros costos en el medio de transporte, donde existe una amplia competencia y sus tarifas generalmente se autorregulan por la “oferta/demanda”, pero aspiramos a detectar puntos imprecisos del sistema para diseñar nuestra propia solución efectiva, en la que exista un resultado positivo al final del proceso.
Consideramos que el peor monopolio es el de la información. Por eso, colaboramos activamente en asociaciones profesionales aportando nuestras vivencias y retroalimentándonos con las de nuestros pares, a fin de estar siempre actualizados y conscientes de los problemas que afectan nuestra actividad.
Mantenerse a la vanguardia de los servicios en este sector no necesariamente implica extenderse en infraestructura y amalgamar recursos, sino estar atentos a las variaciones de necesidad de los comercializadores de productos y encontrar soluciones específicas. Ésa es la clave para ser prestadores de servicios eficientes.
A partir de una mayor puntualidad, en especial en cuanto al comercio exterior, y convencidos de que su desarrollo debería ser la esencia de la economía argentina, sabemos que en el interior es donde más se sufre nuestra incompetencia.
Las variaciones cambiarias, la aplicación de retenciones o su desregulación son retoques cosméticos que se vienen practicando, supletoria u opuestamente, por los sucesivos gobiernos en las últimas décadas. Al no existir un plan maestro que defina objetivos, se va cambiando la orientación al igual que una veleta, según soplan los vientos. Pero lo que ha sido invariable es el aumento de los costos logísticos, que para peor se expresan en dólares.
A través de un trabajo conjunto con las Cámaras y Asociaciones de distintos polos industriales, comerciales y productivos de nuestro país, encontramos que los gastos anteriores correspondientes a colocar un producto en la Aduana a fin de exportarlo son, en porcentaje, más altos que ciertas retenciones, tasas y/o impuestos. Sobre esos gastos venimos trabajando arduamente, para complementar nuestros recursos desde CABA con los que muchas veces encontramos desaprovechados en el punto de origen del interior.
Una regla básica de la logística es optimizar el “roundtrip”. Una sola empresa, por más vasta que sea su infraestructura, no es suficiente para operar por sí sola. Es en ese punto que estas organizaciones, por la diversidad de sus miembros interesados en un objetivo común, aportan el componente “mágico” que cambia toda la estructura de costos. Compenetrarnos en estas redes del interior es nuestra meta actual, con vistas a planificar nuestro futuro de servicios más eficientes. ›|‹