Existe consenso entre los ejecutivos del sector acerca de que la capacidad de generación eléctrica disponible en la Argentina está al límite. Fue necesario en los últimos años recurrir a la importación de energía para cubrir la demanda ante el cuello de botella de la oferta local. En el plano técnico, se estima que un sistema sano de electricidad debe funcionar con un nivel de reservas estable que represente un 20 o un 30% de la demanda eléctrica. Con un pico de 24.034 megawatt registrado en enero de 2014, la capacidad disponible debería superar los 30.000 Mw, algo que en la práctica no sucede.
Para Ramón Espinasa, jefe de la División Energía del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), señaló en el 56° Congreso de la Asociación Latinoamericano del Acero (Alacero), la Argentina precisa inversiones por US$ 6.605 millones para sumar 7.203 Mw en los próximos años.
El directivo consideró que la Argentina posee una capacidad disponible de 39.000 Mw. Aunque nominalmente está en línea con los números oficiales, es un dato poco riguroso dado que, en la práctica, la oferta disponible no supera los 26.000 Mw, según coinciden en el segmento de generación, debido al alto nivel de indisponibilidad que rige en el sistema.