La producción estadounidense de petróleo superior a 10 millones de barriles diarios (b/d) consolidó el regreso del país como una superpotencia de energía confiable, y la revolución del shaleoil ayudó a duplicar la extracción en menos de una década. Ahora Norteamérica está cabeza a cabeza con Arabia Saudita y Rusia como uno de los únicos tres países capaces de bombear por encima de la marca mágica de 10 millones b/d. El presidente Trump tiene como meta alcanzar el “dominio energético estadounidense”.
Pero una mirada rápida al precio del petróleo, que actualmente se ubica cerca de sus máximos de tres años a u$s 70 el barril, sugiere que las anteriores predicciones de que la era del shale abriría paso a un período de precios “bajos por más tiempo” están empezando a parecer prematuras. Es probable que siga siendo difícil alcanzar el “dominio” del mercado petrolero global de 100 millones b/d.
Si bien el shale norteamericano fue el mayor factor que puso fin al petróleo a u$s 100 en 2014, un creciente ejército de voces ahora asegura que se exageró con su capacidad de limitar los precios a perpetuidad.
Tras tocar los mínimos por debajo de u$s 30 el barril a inicios de 2016, los precios del petróleo más que se duplicaron con el aumento de la demanda; la OPEP y Rusia pasaron a limitar la producción, y los tres años de baja inversión provocaron temor sobre si sólo el crecimiento del shale podrá abastecer el consumo futuro.
En este momento, ésa es la gran pregunta que sobrevuela en el mercado petrolero mientras los traders tratan de resolver cómo adecuar la reciente abundancia proveniente de EE.UU. con las señales de que el mercado todavía se está ajustando.
La demanda de petróleo, según optimistas, muestra que todavía responde rápido a los precios bajos pese al comprensible entusiasmo por lo que podrían significar para el consumo futuro los autos eléctricos y otros vehículos alimentados de manera alternativa.
La demanda crece más de dos veces más rápido que cuando los precios estaban por encima de u$s 100 el barril, lo que distorsiona las proyecciones sobre cómo la mayor producción norteamericana mantendrá bien abastecido al mercado en el futuro inmediato.
El consumo global de petróleo, según algunos destacados analistas, aumentará en más de 1,7 millones b/d este año, si bien se espera que el shale crezca cerca de 1 millón b/d, una expansión impresionante equivalente a la de 2011-2014, pero aún no alcanza para saturar el mercado por sí solo.
Si bien se cree que los proyectos heredados de la era del barril a u$s 100, incluyendo pozos en aguas ultraprofundas en Brasil y arenas bituminosas canadienses, van a cubrir la mayor parte de esa diferencia en 2018, persisten las dudas sobre cómo será el mercado en 2019 si la demanda sigue subiendo.
La otra cara, que con entusiasmo abrazan los pesimistas, es que el shale puede responder más rápido que otras formas de producción, lo que ayuda a enfriar las alzas. Dado que todavía es una industria relativamente naciente, está por verse con qué velocidad se puede expandir. ¿El crecimiento anual de 1 millón b/d será un punto de partida o más bien su máximo?
Goldman Sachs, un influyente participante en el rubro commodities, pese a que ha recordado sus operaciones en los últimos años, ayer presentó una visión con matices.
Los analistas del banco elevaron su pronóstico para el crudo Brent para los próximos seis meses a u$s 82,50 el barril, pero aseguran que los precios probablemente luego vuelvan a un nivel cercano a u$s 75 a principio de 2019. Afirman que lo que ellos llamaron “el Nuevo Orden Petrolero” desde el derrumbe del crudo de 2014 ahora se encuentra en medio de una pausa, y no en su etapa final.
Sin embargo, el crudo a u$s 75 el barril aún estaría por encima del nivel que promedió durante la mayor parte del S.XX, incluso después del ajuste por inflación. Eso es una buena noticia para las empresas perforadoras de shale y para las grandes compañías energéticas que recortaron su gasto desde 2014. Algunas están generando más dinero ahora que cuando el crudo estaba por encima de u$s 100.
Si bien el auge del shale sigue siendo un impulso significativo para la economía norteamericana, el mérito de tener “dominio energético” podría también sonar vacío para los conductores que se dan cuenta de que no son inmunes al creciente sufrimiento en las estaciones de servicio. Algunos quizás quieran analizar su propia decisión de comprar una camioneta SUV. Las ventas de estos vehículos, que consumen mucho combustible, crecieron abruptamente después de que se derrumbó el precio del petróleo.
En un mercado global no es suficiente con sólo ser uno de los grandes productores. Si la demanda es elevada y crece, el mercado eventualmente dará marcha atrás.
Fuente: Cronista
Comentarios: