En lo que va del año las principales compañías energéticas de la Argentina llevan acumuladas pérdidas por casi $ 2.000 millones. De hecho, sólo entre enero y marzo perdieron $ 1.855 millones. Esta sangría financiera de las dos mayores distribuidoras del país tuvo un período de excepción durante la segunda mitad del año pasado cuando, gracias a un cambio en la forma de contabilizar ingresos que recibieron por la aplicación del Programa de Uso Racional de Energía Eléctrica (Puree). Ese dinero, surgido de la aplicación de la Resolución 250 de la Secretaría de Energía, provino de reconocer el aumento de los costos (MMC) desde mayo de 2007 hasta marzo de 2013. Así, pasaron de registrar el cobro del Puree de deuda a ingreso (al compensarlo con el MMC). Y lograron ingresos positivos desde el punto de vista contable. Pero la resolución no fue prorrogada y ese espejismo terminó el viernes pasado, cuando ambas empresas presentaron sus balances del primer trimestre a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, con pérdidas por $ 1.120 millones en el caso de Edesur, y de $ 738 millones para Edenor. Para el caso de Edesur, el rojo es un 200% mayor a los $ 378 millones que perdió en igual período de 2013. Esto pone en evidencia que el margen de distribución es insuficiente para garantizar la sostenibilidad económico-financiera del negocio, aseguraron en Edesur.
La empresa también informó ingresos por $ 653,7 millones, (caída de 18,7%) afectados por la constitución de la provisión por multas, que ascendió a $186,1 millones, en especial por la ola de calor de diciembre, de acuerdo con lo publicado por El Cronista.
Además, comunicó que su costo de explotación aumentó 47,4% por mayores cargos por servicios contratados; compra de energía eléctrica y aumentos salariales.
En el caso de Edenor, envió un anticipo de su balance general en el cual se evidencia que su pérdida por $ 378 millones es un 44% mayor frente a los $ 510 millones de igual período de 2013.
Ambas distribuidoras incorporarán los resultados de esta primera etapa de 2014 a los que contabilizan entre 2009 y 2013 con pérdidas globales por$ 3.000 millones.
Las razones para explicar el escenario negativo son las mismas que para el resto del sector energético y evidencian una profunda crisis atada a tarifas congeladas desde hace 14 años, constantes subas de costos y falta de planificación oficial para definir el horizonte del sector.