La caída internacional del precio del crudo y la decisión del gobierno argentino de que el valor local converja con el internacional les trajo la primera complicación a los accionistas de YPF, la mayor empresa del país, entre los que se encuentra justamente el Estado, con el 51% de su capital.
La empresa que preside Miguel Gutiérrez informó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que postergaría el pago de las utilidades correspondientes al año pasado (previstas para el lunes) hasta dirimir el resultado de algunos cálculos relacionados con su compromiso con los tenedores de obligaciones negociables (ON).
Ciertas emisiones de bonos que hizo la petrolera en el pasado tienen una cláusula que impide pagar dividendos en casos en que haya presentado resultados negativos en el ejercicio de pago de esa deuda. Eso surge de incluir diversos datos en una fórmula que arroja un ratio. La empresa está completando ese proceso y postergó el pago de las utilidades hasta concluirlo.
En la práctica, se trata de un resguardo técnico que figura en los bonos, dado que la situación de caja de YPF es largamente cómoda para hacer frente a sus compromisos. Por ejemplo, debe pagar $ 714 millones en dividendos por sus ganancias del año pasado, pero su posición de caja y equivalentes es de $ 23.400 millones, según explicó la empresa a la CNV. La empresa lo explicó en los siguientes términos: «El directorio de YPF, en su reunión de fecha 9 de julio, ha considerado prudente dejar sin efecto su decisión sobre dividendos del 8 de junio de 2017 y en consecuencia postergar tal decisión, dentro del alcance establecido por la asamblea de accionistas del 28 de abril de 2017, a fin de asegurar el estricto cumplimiento de ciertas obligaciones contractuales asumidas por la sociedad, todo ello de acuerdo a las normas aplicables y en salvaguarda del interés general de la sociedad y de sus accionistas».
La decisión de la compañía llevó a la Bolsa a suspender por algunos minutos la cotización de la acción. Sin embargo, quienes siguen de cerca la cotización de la empresa estimaron que el mercado la tomó con tranquilidad, a tal punto que si bien sus títulos cayeron 1,23%, estuvieron lejos de un desplome.
En el tercer trimestre del año pasado, la empresa reconoció un deterioro de activos (propiedades, plantas y equipos) que fue compensado parcialmente por un recupero de $ 1245 millones en el cuarto trimestre de 2016. Dicho cargo fue motivado principalmente por «una reducción del precio del petróleo comercializado en el mercado interno y menores expectativas en el mediano y largo plazo, dentro de un contexto de precios internacionales deprimidos».
Eso se debió a que la administración de Mauricio Macri decidió liberar paulatinamente el precio local del crudo (sostenido por diversos subsidios para el denominado barril criollo) para que converja con los valores internacionales.
La compañía continuó este año presa de la crisis de la industria petrolera. En el primer trimestre, registró una utilidad neta de $ 192 millones, con una caída del 77,5% con respecto al mismo período del año anterior.
Los últimos números disponibles muestran que continúa la misma tendencia, aunque con menor profundidad, que el año pasado.
Si bien sus ingresos ascendieron a $ 57.003 millones (21,5% más), impulsados por los mejores precios de las naftas, el gasoil y el gas, el valor del crudo en ese período se desplomó un 14,4% en dólares.
Aunque la empresa redujo casi 19% sus inversiones, puso $ 11.950 millones en la primera parte del año, que la colocan entre las mayores inversoras del país.