El volumen de recursos metalíferos de los yacimientos cordilleranos, la disponibilidad de profesionales calificados y la juventud de la industria son elementos atractivos ante la mirada internacional. Sin embargo, existe preocupación por la inflación en dólares, las restricciones al mercado de divisas y los problemas para girar utilidades al exterior.
A la hora de analizar el escenario actual de la minería argentina, los máximos directivos de las empresas a nivel internacional parten de un denominador común: destacan el potencial geológico de los suelos locales, en especial de los yacimientos metalíferos emplazados en las adyacencias de la Cordillera de los Andes. Pero, más allá del prometedor universo geológico, la industria –que en 2012 concretó exportaciones por u$s 5.273,7 millones– está inmersa, en el plano nacional, en una coyuntura con elementos que generan incertidumbre entre las empresas que miran la actualidad del país desde los principales centros de inversión. La lista está integrada por cuestiones de naturaleza política y otras de índole económica, de acuerdo con un sondeo hecho por El Inversor Energético & Minero entre los líderes de las principales compañías con proyectos en la Argentina.
Entre las primeras figuran iniciativas legales presentadas por algunas gobernaciones –como Santa Cruz– y otras organizaciones políticas –la CGT liderada por Hugo Moyano impulsa un proyecto de ley para elevar los impuestos sobre las actividades extractivas–, a fin de modificar el marco tributario del sector. En un año electoral como 2013, la industria teme que la discusión en torno a cuestiones se salga de curso y afecte el andamiaje regulatorio.
“Creemos que lo que hace falta es más estabilidad a largo plazo de las reglas de juego”, advirtió Steve Busby, Chief Operating Officer (COO) de Pan American Silver, una de las grandes productoras de plata del planeta. “Si se modifica la situación tributaria de Santa Cruz, terminará afectando la vida útil de Manantial Espejo (una mina de plata emplazada en el Macizo del Deseado), por lo que, al final de cuentas, el Gobierno terminará recaudando menos de lo propuesto”, analizó el directivo en diálogo con El Inversor Energético & Minero, que lo entrevistó en la PDAC 2013, la mayor feria de negocios mineros del planeta, realizada en Toronto.
La decisión de Vale de suspender el proyecto Potasio Río Colorado, ubicado al sur de Mendoza y valuado en más de u$s 6.000 millones, cayó como un balde de agua helada en la industria argentina, que cuenta con 12 grandes proyectos metalíferos operativos, que movilizaron inversiones por más de u$s 20.800 millones, según datos de CAEM. La minera brasileña alegó que la presión sobre los costos se tradujo en una inflación en dólares sobre el presupuesto de la megaobra, uno de los dos emprendimientos de mayor inversión en todo el país.
Escenario repetid
John Smith, CEO de Silver Standard, que a nivel local opera la mina de plata Pirquitas, en Jujuy, profundizó sobre ese punto. “La inflación es complicada. Es algo que se percibe en los números: nuestros costos crecen, al menos, un 30% por año. La dificultad reside en que el tipo de cambio varía menos que eso, lo cual quiere decir que los costos saltan por encima de la devaluación del dólar y eso tiene un gran impacto negativo para nosotros”, advirtió el directivo.
El desdoblamiento del mercado cambiario –con múltiples cotizaciones conviviendo en la plaza y con el dólar blue presionando sobre la estructura de costos– es tema de conversación recurrente entre los directivos mineros.
La búsqueda de información sobre las próximas decisiones del Gobierno en esa área y acerca de la posibilidad de girar dividendos al exterior –una problemática íntimamente ligada al desfasaje cambiario– es hoy una práctica obligatoria de los altos ejecutivos del sector. Se estima que en 2012, la industria en su conjunto pidió autorizaciones –denegadas por el Banco Central– para transferir a sus casas matrices alrededor de
u$s 900 millones en concepto de utilidades registradas en la Argentina.
“Nadie en la Argentina piensa que esta situación se mantendrá en el tiempo. No es sustentable en ningún país del mundo. Es un estado de irregularidad que las autoridades van a arreglar en la medida en que la crisis mundial se vaya resolviendo”, precisó Waldo Pérez, CEO de Lithium Americas, una minera canadiense que invertirá u$s 300 millones para explotar un yacimiento de carbonato de litio y cloruro de potasio en Jujuy.
Aun así, la industria global resalta la juventud del desarrollo de la industria doméstica, con menos de dos décadas de historia desde que el primer proyecto minero de clase mundial –Bajo La Alumbrera, en Catamarca– ingresó en explotación. El territorio argentino está, en ese sentido, subexplorado, por lo que existen amplias probabilidades de incrementar las reservas metalíferas y de minerales industriales. De hecho, desde Gemera, la entidad que nuclea a las compañías exploradoras, afirman que existen cerca de 25 prospectos mineros avanzados que, de ingresar en producción, movilizarían inversiones por más de u$s 30.000 millones en los próximos 10 años.
En la columna del haber figuran, además, la excelente capacidad de los profesionales argentinos y la ausencia de conflictos políticos con pueblos originarios, dos ventajas a nivel regional. “La Argentina ofrece, en general, grandes prospectos para desarrollar la industria minera, que puede obtener beneficios reales en el país”, destacó Smith.
En el mismo tenor, Darcy Marud, Senior VP de Exploración de Yamana Gold –propietaria de la mina sanjuanina Gualcamayo– indicó que “estamos cómodos en la Argentina y conocemos el ambiente, la geología, la política y las relaciones públicas del sector, que tiene un potencial muy grande”. Y Busby agregó que “cuando uno piensa en los recursos mineros que están disponibles, el país se vuelve muy atractivo”. “De la disponibilidad de recursos surge que el potencial de la Argentina es enorme”, resaltó.
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