Repsol y Telefónica han espantado las tentaciones, más o menos aviesas, que desde el otro lado del Atlántico amenazaban la estabilidad de sus respectivos proyectos industriales. Según Urgente24, las grandes multinacionales no financieras del Ibex 35 son lo más granado que tiene España para limpiar su imagen de marca a poco que los datos macroeconómicos sentencien el final de la recesión. Las últimas joyas de la corona deben actuar como portadores de la recuperación y por eso dentro del Gobierno todavía se están preguntando quién y con qué intenciones se produce ahora este doble marcaje sobre los dos principales arietes empresariales del país. En el improvisado gabinete de crisis que de vez en cuando reúne a los ministros de Economía, Exteriores e Industria no están por la labor de forzar una caza de brujas en busca de una hipotética conspiración. El Gobierno prefiere entender que las amenazas son mucho más directas y responden a un denominador común fácilmente deducible a partir de la relación que une los intereses de Pemex en Repsol con los de ATT en Telefónica. «Elemental, querido Slim». Esa es la respuesta sabuesa que se escucha por los aledaños de Moncloa, donde ahora se plantea muy en serio la conveniencia de lanzar una estrategia de contraataque que rebaje los humos del magnate. La solución natural y directa pasa por buscar la intermediación de La Caixa a través de Isidro Fainé, el aliado preferente de Carlos Slim en España y, con permiso de Felipe González, quien más rendimiento ha generado de la llamada conexión mexicana. En la entidad catalana aseguran que el único interés de su ilustre socio es el que se deriva de la participación que ostenta en YPF.