Productividad inteligente, equitativa y sustentable

Escribe la ministra de Minería de Chile, Aurora Williams Baussa

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El éxito de la minería chilena nos ha reafirmado que en esta actividad es indispensable contar con una mirada a largo plazo. Es esta certeza la que nos anima en momentos en que el precio de los commodities en los mercados internacionales ha registrado una baja sostenida, marcando el fin del “súper ciclo” minero.
Chile sigue siendo el principal productor de cobre del mundo, con un registro del 30%, y cuenta con las principales reservas del planeta. Lo interesante es que sabemos que esas ventajas no nos aseguran nada en el futuro si no nos apegamos a una ruta de crecimiento apropiada. Y por eso, nuestra minería está enfocada en alcanzar una plataforma integral, donde el conocimiento y la innovación nos permitan no sólo moderar nuestra dependencia de los precios del cobre sino también dar un salto cuantitativo y cualitativo en la dimensión estratégica y tecnológica.
Con la idea de alcanzar un desarrollo consistente, nos encontramos como gran ejemplo con el Programa Nacional Minería de Alta Ley, verdadera referencia del ideal que con ambición proyectamos para abordar los desafíos de la industria.
La conclusión es sencilla y contundente al mismo tiempo: como líder mundial en la producción de cobre, nuestro país vive una etapa superior y debe potenciar oportunidades de mercado a través de la sofisticación, de mejoras de productividad y diversificación en sectores productivos con alto potencial. Es a lo que apunta con ambición nuestro sector, a un escenario donde exista una productividad inteligente, equitativa y sustentable, porque ésa es una muestra de excelencia y también es lo que interpreta el espíritu de un Gobierno que demanda un crecimiento consistente, con inclusividad y beneficios para todos
los chilenos.
La minería se encuentra con las mejores condiciones para generar un ecosistema robusto de innovación y llevar adelante una economía que sea capaz de exportar conocimiento. Una mirada global nos muestra que en el siglo actual los países dependen del desarrollo de la innovación y la tecnología para aspirar a un crecimiento sustentable.
En el caso de Alta Ley, la innovación ha sido el sello de un programa que se enfoca en una industria de bienes y servicios basada en ciencia y tecnología con aplicación en minería y exportable a otros sectores y países.
Nuestra convicción apunta a que si somos líderes mundiales en la producción minera, también podremos ser líderes en la solución de problemas para la industria.
Se trata de un cambio cultural importante, que esperamos pueda permear al sector en su totalidad en el menor lapso posible. La buena noticia es que existe consenso en que es muy importante y provechoso pasar de la innovación cerrada al interior de una empresa a una innovación abierta, en la que una compañía o una firma minera se conecten con su entorno: con centros de investigación, con universidades, con sus proveedores.
Estamos haciendo camino en esta nueva etapa y el horizonte que nos espera es largo y provechoso. Queremos ser una industria que mira al futuro, que presenta soluciones a alto nivel y que respeta y se hace responsable de su territorio.
Hoy nos encontramos con síntomas saludables y ejemplares como los que nos entrega Alta Ley. Y en nuestra larga carrera cada vez avanzamos a un punto de desarrollo que, entre otras cosas, disminuya la dependencia de los puntos mayores o menores que marca el cobre en los mercados.  ›|‹

Aurora Williams

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