Para evitar erogaciones innecesarias y contribuir con el cuidado ambiental
La Argentina está en condiciones de reemplazar la instalación de 5.000 megawatts de nueva potencia mediante la implementación de un programa de optimización del consumo eléctrico, tasado en u$s 36.000 millones, que elaboró la Fundación Vida Silvestre.
Sobre la base de un ambicioso –pero factible– plan de mejoras en la eficiencia energética, el país podría reducir su demanda de electricidad un 25,6% para 2030, según un relevamiento de la Fundación Vida Silvestre (FVS). El trabajo plantea la implementación de medidas por u$s 36.000 millones para evitar la incorporación de 5.000 megawatts (Mw) de nueva potencia –cuyo presupuesto llega a los u$s 67.300 millones– durante los próximos 14 años.
De acuerdo con el estudio, las oportunidades de optimización en el uso de la energía más interesantes se encuentran dentro de los sectores residencial (en heladeras y congeladores domésticos, luminarias domiciliarias, televisores y acondicionadores de aire), comercial y público (en el alumbrado y los transformadores eléctricos de distribución), e industrial (en motores eléctricos y de provisión de energía por generación). A tal punto que la FVS considera viable una disminución anual de 50,8 terawatts por hora (Twh) como resultado de la aplicación de medidas de eficiencia ya aprobadas (a razón de 24,9 Twh por año) y de la profundización de nuevas políticas en la materia (por otros 25,9 Twh).
En palabras de Carlos Tanides, coordinador del informe y docente e investigador del Grupo Energía y Ambiente (GEA) de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el segmento hogareño podría alcanzar un ahorro anual de 26.792 gigawatts por hora (Gwh), al tiempo que en el ámbito comercial y público esa cifra treparía hasta los 9.363 Gwh. “En el sector industrial, en tanto, podrían ahorrarse hasta 11.893 Gwh”, precisó.
De no promover estas medidas, advirtió, el país deberá construir nuevas centrales generadoras por unos 5.000 Mw; o sea, dos veces la capacidad del emprendimiento hidroeléctrico binacional Yacyretá. “Hay por delante un potencial de ahorro energético enorme. Estas oportunidades están siendo aprovechadas en diversas partes del mundo. Es momento de dejar atrás nuestro rezago”, enfatizó.
Los avances registrados desde hace 10 años en términos de sistemas de etiquetado y estándares de eficiencia representan, en su opinión, pasos positivos. “No obstante, todavía falta una mayor decisión política para darle al tema la jerarquía que tiene”, insistió.
Otras propuestas
El Gobierno nacional mejoró el marco institucional del sector energético, a decir de Tanides, al crear dos Subsecretarías de sustancial relevancia: la de Energías Renovables y la de Ahorro y Eficiencia Energética. “Ambas áreas ahora tienen más recursos y más personal”, celebró.
No obstante, expresó, hay muchas propuestas por añadir a las adoptadas en los últimos tiempos. “Se requieren nuevas clases de eficiencia en el etiquetado de las heladeras, los acondicionadores de aire, la iluminación y los lavarropas, además de incluir nuevos artefactos y usos finales en el etiquetado y aplicar estándares de eficiencia en los motores eléctricos industriales, los televisores, el consumo en modo de espera (‘stand by’) en los artefactos eléctricos, los equipos de gas, los calefones y los automóviles”, completó.
Será clave, agregó, introducir variadores de velocidad en los motores eléctricos industriales y favorecer la producción eficiente de electricidad y calor (es decir, la co-generación) en la industria. “La co-generación industrial del sector privado significaría para el Estado dejar de invertir para generar una potencia eléctrica de 6.000 Mw. Dicho ahorro sería similar al de 50 Twh por año hasta 2030 que producirían las medidas de eficiencia energética proyectadas en el campo eléctrico”, adelantó. ›|‹