Algunos especialistas intuyen que en el Mar Argentino hay recursos petroleros que podrían replicar la generosidad de Vaca Muerta. Se trata de una presunción cuya confirmación parece a primera vista excesivamente onerosa. En el pasado, YPF invirtió US$ 160 millones frente a las costas de Comodoro Rivadavia, aunque no consiguió hallazgos comerciales. En los pasillos de la Casa Rosada creen que fue una decisión orientada por la necesidad geopolítica de Cristina Kirchner, que quería marcar un mojón propio en una frontera que se disputa Gran Bretaña por su presencia en las islas Malvinas.
A esas dificultades se le suma que el precio internacional del petróleo está relativamente bajo y no estimula la inversión en esa actividad. Pese a esos contratiempos, la administración de Mauricio Macri acaba de relanzar la búsqueda de petróleo y de gas en la plataforma continental argentina, una de sus apuestas más ambiciosas en términos energéticos para los próximos años.
El 25 de enero pasado, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, firmó la resolución 13, que le dio a YPF, la mayor compañía del país y bajo control estatal, el permiso para hacer un «reconocimiento superficial sobre un área ubicada en la zona norte del margen continental argentino», más allá de las 12 millas marinas. El área bajo estudio tiene unos 360.000 kilómetros cuadrados que van desde el límite con Uruguay hasta los 45° de latitud (norte de Comodoro Rivadavia), donde las profundidades del agua van desde los 500 hasta los 3500 metros.
El permiso otorgado no generará derechos a favor de YPF sobre ese territorio, sostiene la resolución, pero era el visto bueno que esperaba YPF para comenzar a trabajar en el talud continental offshore argentino junto a la estatal noruega Statoil, con experiencia en Brasil y en el Mar del Norte. El trabajo a realizar contempla la recolección de datos sísmicos en dos dimensiones, que consiste en el envío y recepción de ondas sonoras desde una embarcación. Según fuentes al tanto de la iniciativa, la petrolera de mayoría estatal puede hacer la sísmica por su cuenta y luego analizar los datos con su socia, realizar el trabajo en conjunto o tercerizar la recolección de información y luego encontrar alternativas para analizar los datos.
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